El clásico tapón de la 5:00 p. m. retrasó unos minutos nuestro encuentro con el ganador del Premio Pulitzer de novela 2008.

    Sin embargo, rápidamente el estrés se disipó, cuando en vez de encontrarnos a un escritor pedante o estirado,   nos recibe  un simpático y jovial  Junot Díaz que nos abraza y nos dice un cálido: “!Hola muchacha!”.

  Explicamos el motivo de nuestro retraso, pedimos las disculpas de lugar y ahora sí, sin más demora,   nos adentramos a un universo paralelo: la florida imaginación de Junot.

De una noche de tragos.  Ante la pregunta obligada de cómo nació el bestseller de “La breve y maravillosa vida de Oscar Wao”, Junot nos soprende revelándonos que fue una noche de febrero mientras en una casa desbaratada  bebía tequila con unos amigos en la ciudad de México.

 “Fue en el año 1999 y fue una vaina relámpago, hablando del escritor irlandés, Oscar Wilde, uno de mis amigos, con su marcado acento mexicano, dijo Oscar Wao, y ahí mismo visualicé a mi protagonista y a  su familia”, señaló.

  Sin embargo, confiesa que la motivación de esta novela le venía de una inquietud que arrastraba desde  antes:  escribir una  obra que le indicará a la comunidad dominicana en Estados Unidos, sobretodo a las nuevas generaciones, de dónde salimos y qué hacemos.

    “Episodios como la era de Trujillo y los 12 años de Balaguer hacen  la historia dominicana muy interesante, sin embargo nada de eso se conoce en los Estados Unidos”, dice Junot.

 Fue así como durante siete años, todas las mañanas  se levantaba a redactar esta novela, dispuesto a cumplir su deseo de lograr que un  libro convivieran varias generaciones dominicanas.

  “Me levantaba a las 6:00 a.m. hacia un chin de ejercicios, y de 7:00 a.m. a 12:00 m. me la pasaba escribiendo”, indica Junot, y, entre risas, nos cuenta  que : “ahora me  levanto más tarde porque estoy más viejo y  he dejado de hacer ejercicios  por eso estoy más gordo”.

 “Una “vaina” normal”.  Como la “vaina” más normal define Junot su decisión de escribir sobre el modus vivendis de los dominicanos en New York.

   “Para mí el centro del mundo siempre es el dominicano, que es una “vaina” rara porque la mayoría de los dominicanos cuando piensan en el mundo, piensan en  fuera, Estados Unidos, Europa u otra cosa”, señala mientras, una vez más sonríe y  explica que a lo mejor fue que a él le dieron golpes de chiquito, y quizás por eso es “anormal”.

  Y es que hasta el futuro de este joven escritor está lleno de dominicanos, de ahí que en sus planes inmediatos,  una novela de ciencia ficción, aparecen los dominicanos del futuro.

 ¿De ciencia ficción?, ¿Por qué escribirás sobre eso?, le preguntamos sorprendidos por su predilección hacia esta temática, a lo que inmediatamente él responde: ¿Y por qué no?

Ya en lo  adelante es más explícito y nos señala que: “Por un lado, las locuras nuestras me interesan mucho, y por otro considero interesante pensar cómo estaremos en el futuro”.

 No satisfecho.  La respuesta de un autor de un bestseller internacional ante la pregunta: ¿Te sientes satisfecho con los resultados de esta novela?, parecería obvia. Pero con Junot nada lo es. Por eso como respuesta obtenemos un “!Claro que no!”.

  “Estoy contento con los premios que ha ganado la obra, pero tú sabes como son los artistas, yo lo que veo son las manchas, las “vainas” que están mal hechas, algo que quizás tenga que ver con mi personalidad”.

 Más en esta novela nosotros no vemos las manchas, sino una excelente  mezcla de imaginación y realismo, que nos  devela que aunque por esa tarde hayamos despedido a Junot en un futuro  volveremos a poner los dedos sobre el ordenador para  escribir: Junot  Díaz  y éxito.

Zoom

Junot por dentro

Su aroma y sabor favorito

La jacaranda  y el del tamarindo

Su libro favorito

El señor de los anillos

  Su escritor favorito

Samuel R. Delany

Su mayor sueño

“Que como comunidad, como país, como pueblo votemos a todos los políticos ladrones”.

La  trama

En “La breve y maravillosa vida de Óscar Wao” Junot relata cómo la maldición del fukú se apodera de una familia de generación en generación hasta llegar a Óscar, un nerd dominican york que anhela convertirse en el Tolkien criollo. Sus atormentados días transcurren entre ciencia ficción, videojuegos, cómics, y las burlas y el rechazo que provocan su gordura desmedida y sus extravagancias. Busca el amor desesperadamente (y perder la virginidad como el típico macho dominicano) pero es tan extraño que ninguna jevita le hace caso. Será durante un verano en Santo Domingo cuando tomará la decisión que cambiará este destino.