Junta militar de Tailandia prohíbe salir del país a 155 ex dirigentes

Junta militar de Tailandia prohíbe salir del país a 155 ex dirigentes

BANGKOK. La junta que tomó el poder en Tailandia convocó el viernes a varios antiguos dirigentes, incluida la ex primera ministra Yungluck Shinawatra, y les prohibió abandonar el territorio.

«En total, 155 personas tienen prohibido viajar al extranjero, salvo autorización» del nuevo régimen militar, «para mantener la paz y el orden», declaró un portavoz militar en la televisión.

Por lo tanto, Yingluck no podrá reunirse con su hermano Thaksin Shinawatra, exiliado después de ser víctima de un golpe en 2006, y condenado luego por malversaciones financieras.

Yingluck Shinawatra, destituida por la justicia el pasado 7 de mayo, se presentó durante la mañana a la convocatoria de los militares, al igual que Niwattumrong Boonsongpaisan, un ministro que tomó su relevo de forma interina.

En total, un centenar de ex responsables políticos, del partido Puea Thai (del gobierno derrocado) como del Partido Demócrata (oposición), estaban convocados el viernes por los autores del golpe de Estado condenado por la comunidad internacional.

Manifestaciones prohibidas.  Los generales aseguran haber actuado para poner fin a la grave crisis política que sacude al país desde hace siete meses, y han decretado un toque de queda y prohibido las manifestaciones.

Unos 30 jóvenes tailandeses ignoraron la prohibición y se manifestaron ante el Monumento por la Democracia sin que interviniese el ejército, observó un fotógrafo de la AFP.

Pero en general Bangkok estaba tranquila, sin tanques en las calles como en 2006. Sin embargo, todas las escuelas estaban cerradas.

Había numerosos militares en los alrededores de la sede del gobierno, abandonada desde hace meses, y los últimos manifestantes de la oposición, contentos de este golpe que reclamaban, recogían sus tiendas de campaña, informaron los periodistas de la AFP.

Después de tres días de ley marcial, destinada según el ejército a forzar el diálogo entre los actores civiles de la crisis política, el poderoso jefe del ejército de tierra, el general Prayut Chan-O-Cha, justificó el jueves un golpe necesario «para que el país vuelva a la normalidad».

Este general recordó la violencia de las protestas, que dejaron más de 28 muertos desde el inicio de la crisis el pasado otoño (boreal), la mayoría por disparos o lanzamientos de granadas en pleno Bangkok.

«El jefe del ejército Prayut tomó el poder», tituló en portada el diario The Nation. «Golpe de Estado: la Constitución suspendida», escribía el Bangkok Post.

El viernes por la mañana, todas las televisiones emitían música sobre una imagen fija que muestra el nombre del nuevo régimen: el Consejo Nacional para el Mantenimiento de la Paz y del Orden.

Interrumpían esos planos para emitir a intervalos regulares los boletines del nuevo régimen, leídos por un portavoz del ejército, y cortos telediarios que mostraban a los vehículos militares cerca del aeropuerto de Bangkok.

Internet, en particular las redes sociales, seguía funcionando, pero el ejército amenazó con recurrir a cierres en caso de contenidos críticos.

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