¿Juquiao del inglés?, y grillo del griego?

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POR DIÓGENES CÉSPEDES
«Juquiao» con el significado de ‘loco, borracho, carpetoso’, parece ser derivación o corruptela de «jumiao», de jumo, con aplicación del verbo ajumar y su defectivo ajumiado en vez de ajumado, pero con la h aspirada. O con la terminación.

Creo que es una novedad semántica, pues hay que tomarse tremendo trabajo de observación para determinar, al ver la anatomía de un grillo, una semejanza cualquiera con ese tipo de mujer.

Sin embargo, como en el lenguaje todo es arbitrario, he de confesar que quizá el inventor anónimo de semejante ocurrencia tomó del grillo dos elementos: el color negro o grisáceo y el cantar monótono y aburrido para transferírselo, en un gesto de antifeminismo supremo, a la mujer, sin importar que el juicio de «grillo» recaiga sobre la abuela, la madre, la hermana o la novia del inventor anónimo de la expresión que ha pasado al sociolecto de la juventud. Sobre «La cometiste», con el sentido de ‘cometiste un error’, debo apuntar lo mismo que apunté con respecto a la expresión beisbolera «Se la comió» traída aquí por Rafael Rubí. Son primas ambas expresiones, y «la cometiste» no remite al error, por ser masculino, sino a «la falta», que es sustantivo femenino.

Entre los años 60 y 70 surgió un grupo de sustantivos, afectivos y despectivos a la vez, entre otras lindezas, para designar al tipo de mujer a que alude el vocablo grillo: tierrita, cutáfara, furufa, cómeme, cacata, gurgucia, garpántara y furufa (que estimo esta última deformación de purupa y su diminutivo purupita, documentado en una canción del puertorriqueño Rafael Hernández, cantada por Antonio Mesa en el disco compacto que en 1995 hizo el Círculo de Coleccionistas).

Llegamos casi al final de nuestro recorrido lingüístico. No he querido, ex profeso, usar muchos términos del método lingüístico para que el grueso de los lectores y las lectoras entiendan las operaciones acerca de cómo se han originado las expresiones, modismos y palabras que emplea hoy un amplio segmento de la sociedad: la juventud y los jevitos.

La última columna del artículo de Quiroz la he dividido en dos: primero, las expresiones que a mi juicio no contienen novedad: y, segundo, las que contienen.

Veamos las primeras. «Qué cool» es un híbrido español-inglés. Es la operación donde el antónimo funciona al revés: lo frío es lo bueno, lo contento y lo caliente es lo malo, el enojo. La expresión «Qué nítido» está documentada en el español dominicano de todas las generaciones. Lo que sucede que en unas tiene más realce que en otras. En la era de Trujillo, lo nítido era algo impecable, limpio; después de Trujillo, el locutor Carlos T. Martínez puso en boga el término al autocalificarse como El Nítido, o sea el locutor de voz impecable, limpia. Y el modismo que usa hoy la juventud con el sentido de ‘bien’, no es novedad.

Igual sucede con el monorrimo «¿Qué lo qué?», el cual obvia el verbo es dos veces en la construcción galicada «¿Qué es lo que es?», reducida a «qué lo qué». La construcción española correcta, por económica y clara es «Qué es». No hay pues novedad. Lo mismo le ocurre a «¡Qué tablazo!», con el sentido de ‘¡qué golpe!’. No amerita comentario, pues el golpe dado con una tabla no es otra cosa que un tablazo. Documentado en todas las épocas. La expresión «¿Cuál es tu versión?» con el sentido de ‘visión’, equivale a perspectiva, punto de vista. No hay pues novedad. Lo mismo ocurre con «Suave, que es bolero» empleada con el sentido de ‘tómalo con calma’. Si el sentido fuera un antónimo, talvez hubiera creatividad.

«El vocablo «shiling» con el significado de ‘tranquilo, de acuerdo’ no existe en inglés con una sola l. Con dos l significa moneda inglesa y extranjera. Estimo que Quiroz o quienes han usado antes ese vocablo, se equivocan de grafía, pues «chill» en inglés sí da los significados con que también se emplea «Ta cool», o sea, que lo frío da sensación de tranquilidad, de total acuerdo. De ahí se deriva «chilling» con los mismos significados. No hay novedad en eso. Como tampoco la hay en el uso de tipo-a por ‘muchacho-a’, empleado por las generaciones anteriores. Mucho menos en el híbrido «Ta cool» por ‘está muy bien’. Ni en «tranqui» usado como diminutivo de ‘tranquilo’. Ni en este híbrido del frañol «Ta cachet» por ‘está bonito’, está bien’. Mi generación usó «Tener cachet» para todo lo que fuera distinguido, selecto, hermoso. La generación que me siguió modificó la expresión y usó «Está de cachet» y la actual la ha dejado en «Ta cachet», por lo cual no hay novedad.

Lo mismo le ha ocurrido a «Toy chivo», cuyo significado por ‘estoy dudoso’ está incluido en la polisemia de la expresión, muy vieja en el español dominicano, «Estar o ponerse alguien chivo-a», la cual incluye el estar sospechoso, espantado, esquivo, dudoso en los casos de infidelidad conyugal. Igualmente, la expresión «Tu ta happy», híbrida, no contiene novedad, pues significa ‘estar casi borracho, muy contento’. Lo mismo digo del modismo «Te paniqueaste» por ‘te asustaste’. Es barbarismo, traducido servilmente del francés ‘paniquer’ y del inglés «to panic, to be panicked». En español la expresión verbal es ‘entrar en pánico’. Igualmente, «Te afueriaron» está documentada por los costumbristas dominicanos de principios de siglo XX y por Juan Bosch en varios cuentos con el sentido ‘de sacar o eliminar a alguien’ de un club, de un casino, de una sociedad, de un grupo social. «Afuerear» debe decirse y no ‘afueriar’, pero uno pertenece al lenguaje estándar, el otro al lenguaje familiar y el uso tiende a imponer el segundo debido a la ley del menor esfuerzo y a la destrucción de las uniones de vocales fuertes por débiles. La expresión «Tú si eres ‘fuelte» (con su l capitaleña) por de ‘persona valiente o que se ha excedido’ tiene el viejo sentido usado por generaciones anteriores.

Quizá «vacanyol» usado con el sentido de ‘un hombre simpático’ sea una novedad en el discurso. Construido a partir de vacano+yol (contracción de York, pronunciada solamente la l y eliminada la terminación rk), el híbrido, como bien se ve, escoge un término puesto en boga por los puertorriqueños de la Gran Manzana y la terminación yol, que ya está popularizada en el título de la película de Luisito Martí. Pero ahora el vocablo compuesto agrega el significado de ‘hombre simpático+residente o nativo de Nueva York’. Si se tratara de aplicárselo al género femenino, ¿cómo diría el hablante? Posiblemente esté obligado a decir «vacanyola», pues la opción «vacanayol» es más complicada. Hay principio de economía en «vacan» y el femenino está asegurado por «yola», que ya está registrado en la lengua. La analogía funciona perfectamente.  Creo que «Vacanería» por ‘algo jocoso’ no tiene el mismo grado de novedad que vacanyol porque está derivado directamente de vacano-a, una creación puertorriqueña, documentada ya de viejo.

En cambio, la expresión «No me montes culebra» por ‘no me engañes’ es una novedad semántica en el discurso. Primero, para llegar hasta ahí, hay que abrevar en la mitología antigua acerca de la significación de la serpiente, desde el Viejo Testamento hasta hoy. El texto bíblico habla siempre de serpiente. La cultura del Caribe no conoce la serpiente, que es el oficio de grandes dimensiones, como el boa, la anaconda y las serpientes africanas y asiáticas. Por eso el término inventado por la cultura anónima puertorriqueña y la dominicana que copia la expresión, escoge «culebra» y el verbo «montar», muy usado en la representación o pantomima –montaje, hacer un montaje, hacer un espectáculo o un show– denota ficción, mentira, engaño, fingimiento. Por supuesto, que la creación en materia lingüística no lo es cien por ciento. Ahí están las palabras y los sentidos culturales a los cuales remiten. Ahí está Eva y el Diablo que se le apareció bajo la modalidad de una serpiente. De todos esos elementos míticos, el inventor anónimo escoge una parte y la integra en «No me montes culebra». Además de jocosa y humorística, la frase es pegajosa y nos viene de Puerto Rico.

Creo, también, que la expresión «Ta pasao» por ‘exageraste, te equivocaste’ es una novedad. Las generaciones anteriores usaron la misma expresión «Tú estás pasado» en el sentido de ‘estar chocho, haber perdido la memoria, no recordar, hablar disparates’. Pero ahora el sociolecto de la juventud lo emplea en un sentido que no tenía antes. «Estar pasado» es ‘estar equivocado o equivocarse, exagerar’.  Igual sucede con el anglicismo híbrido «Ta racing» por ‘que mujeres que clasifican a los chicos con buen carro’. Si deportivo, mejor. El vocablo «racing» connota ya carro de carrera o deportivo elegante. ¿Clasifica también el modismo «Ta heavy» como novedad? El significado del antónimo funciona al revés. Lo que es muy pesado, funciona como lo que está bien.

En cuanto al modismo «Un coro moca» (con la s elidida) por ‘una fiesta o salida a escondidas’, creo que pertenece a su pariente «Eso está moca», ya analizado más arriba. Pero esta vez «moca» ni siquiera tiene el significado de amoscar y sus derivados, sino que es una imitación con referente visible en los diccionarios. En el de la Real Academia Española (vigésima segunda edición de 2001, p. 1542, 1ª columna) «estar mosca» es frase coloquial que significa lo mismo que «tener la mosca en o detrás de la oreja»  y esta última expresión tiene por sentido en el discurso ‘Con recelo o con prevención para evitar algo’. Es evidente que el inventor anónimo ha debido basarse en este último sentido para derivar la expresión dominicana al significado de ‘raro o dudoso’ y al de fiesta o salida ‘a escondidas’. Naturalmente, lo que se hace con recelo o prevención, debe serlo con sigilo, en secreto o a escondidas, para prevenir la prohibición o el castigo. Por lo que no hay creación o novedad en la expresión, sino mucho ingenio.

En cuanto al modismo «Ta cliclet» por ‘persona comparona’ o cuando algo o alguien está ‘bien o difícil’, creo estar en presencia de una novedad. Ninguna relación entre el producto ‘goma de mascar’ y una persona presumida o comparona. El único vínculo con  de un chiclet con algo que está bien es el sabor y el perfume que evitan o atenúan el mal aliento o halitosis y con algo o alguien difícil, es la función de pegamento que tiene cuando alguien pisa con el pie o el zapato un cliclet masticado o derretido por el sol. Si usted va a una boda, a una fiesta o a un acto social, no hay nada más incómodo que un chiclet en la suela del zapato. Entonces, lo de ‘persona comparona’ es una creación.

Puedo decir lo mismo para «Varos» con el significado de ‘dinero’, pesos. Parece ser una invención criolla, porque el peso es nuestra moneda, pero la palabra que la designa no es un dominicanismo y fonéticamente huele a extranjero.

Por último, los saludos entre amigos que usan el sociolecto estudiado, como son «Dime, men», ¿Qué lo Kenton? y «Dime, bichán» son repeticiones del sociolecto de la diáspora hispana en los Estados Unidos, sobre todo en Nueva York, Boston y Puerto Rico. Solo la segunda se refiere a la cultura musical dominicana apoyada en el conjunto de los  Kenton.

Para concluir, este trabajo es provisional. Contiene errores y fallas en el análisis semántico. Pero es un comienzo. Se vio la influencia de Puerto Rico y su diáspora en la constitución del sociolecto de la juventud dominicana. Existe otro hecho lingüístico que está ganando terreno en la oralidad dominicana y es el vicio, importado de Puerto Rico, de agregar s a la conjugación de los verbos españoles en la segunda persona en el pretérito indefinido, absoluto o simplemente pretérito del modo indicativo. Por ejemplo, tú elegistes, tú escogistes, tú comistes, tú gozastes, tú fuistes, tú amastes. Ojo al Cristo, maestros y maestras. La regla que aprendí desde 1957 en sexto curso de primaria es que esa conjugación no lleva s final.

Y por último: Que las expresiones, modismos y vocablos que hemos estudiado saldrán de la vida cotidiana dominicana tan pronto se produzcan otros cambios políticos, tecnológicos y sociales a escala nacional o internacional y solamente se quedarán en nuestra cultura aquellos que sean translingüísticos.

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