Justicia

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El asesinato de Juan Carlos Jiménez, de 23 años; Adelso de Jesús, de 21, y Rafael Medina Marte, de 22, cuyos cuerpos fueron encontrados en Los Guaricanos dentro de un camión que había sido robado, tiene todas las señas de una ejecución brutal que debe ser esclarecida a la mayor brevedad por la Policía Nacional y el Ministerio Público.

Un informe forense afirma que los tres cuerpos tenían numerosas perforaciones de proyectiles de armas largas y abrasiones aparentemente producidas por haber sido arrastrados.

Adelaida Jiménez, Eugenia Luna y Teófila Guerrero, madres de las víctimas, no vacilan en acusar a policías del destacamento denominado «Prófugos», de Los Guaricanos, donde según testigos estuvo estacionado el camión en que luego fueron encontrados los cadáveres.

Las autoridades han dado escasa información acerca de este suceso que suma intranquilidad a la familia dominicana.

Crímenes como este reafirman que nuestra sociedad ha llegado a niveles de descomposición tan graves, que hay gentes o grupos capaces de cometer ejecuciones tan groseras y despiadadas como la que nos ocupa.

La Policía y el Ministerio Público deben esforzarse al máximo para, mediante una investigación minuciosa y transparente, descubrir todos los hilos de esta acción que degeneró en la ejecución de los tres jóvenes.

Lo que se pide es justicia y que vayan al banquillo de los acusados todos los que hayan tenido responsabilidad en este acto de sadismo.

Lo dice el Banco Mundial

Si la criminalidad ha aumentado o no es un tema de permanente debate en este país. Mientras sectores de la sociedad civil expresan su alarma por la abundancia de actos criminosos, las autoridades echan manos a sus cotejos estadísticos para tratar de minimizar la alarma.

Pero ahora es el Banco Mundial el que alerta sobre el hecho de que la criminalidad está afectando la economía dominicana y no nos luce que este organismo internacional se ocupe de poner fantasmas donde no los hay.

El Banco Mundial, en un estudio sobre el particular, sostiene que los altos índices de delincuencia en la República Dominicana se deben fundamentalmente a las deficiencias del sistema educacional y los sistemas policiales.

Según este organismo, que se ocupa fundamentalmente en la planificación y el desarrollo, la abundante delincuencia está socavando el crecimiento del Producto Bruto Interno, amenazando el bienestar humano y frenando el desarrollo social.

Ilusos serían aquellos que pretendan desvirtuar lo que está afirmando el Banco Mundial y lo que nos estriega en el rostro hechos como el asesinato de tres jóvenes y que motivó nuestro primer Editorial de esta edición.

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