Justicia británica liberó bajo fianza pareja que esclavizó tres mujeres por 30 años

Justicia británica liberó bajo fianza pareja que esclavizó tres mujeres por 30 años

LONDRES. AFP. La pareja que esclavizó a tres mujeres durante 30 años en Londres fue liberada el viernes bajo fianza, con el país en plena reflexión sobre las nuevas caras de la esclavitud.

Los dos sospechosos, un hombre y una mujer, ambos de 67 años y ninguno de los dos británicos, fueron puestos en libertad condicional «hasta una fecha en enero mientras se realizan nuevas pesquisas», informó Scotland Yard a primera hora del viernes.

El nombre de los dos no ha sido revelado, como tampoco el de sus tres presuntas víctimas, una malasia de 69 años, una irlandesa de 57 y una británica de 30.

La policía no ha desvelado cómo acabaron atrapadas en tres décadas de servidumbre, pero sí como les pusieron fin: llamando a la organización no gubernamental Freedom Charity, que combate la esclavitud y los matrimonios forzados, tras ver un documental sobre sus actividades.

Las mujeres fueron rescatadas el 25 de octubre y las detenciones de los captores no se produjeron hasta casi un mes después, el jueves, 21 de noviembre, cuando la policía verificó su versión.

La policía afirma que las mujeres tenían algún tipo de «libertad limitada», lo que permite pensar que salían de vez en cuando a la calle, aunque las describió como «aisladas del mundo exterior»; no cree que fueran sometidas a abusos sexuales, pero sí posiblemente físicos. Su situación las traumatizó.

Faltan detalles para completar la historia y persisten interrogantes, pero el detective Kevin Hyland, a cargo del caso, dijo no «haber visto nunca nada de esta magnitud».

Todo transcurrió en el barrio de Lambeth, en el sur de Londres, en «una casa normal, de una calle normal, que no despertaría sospechas ni entre los vecinos ni entre nadie», narró Aneeta Prem, fundadora de Freedom Charity.

Que algunos detalles se perfilen como atenuantes se debe a la incapacidad de aceptar que la esclavitud sigue existiendo, aunque su rostro es diferente, alertaban este viernes varias voces.

«Un esclavo es un esclavo, alguien a quien se le privó de sus derechos, alguien coaccionado, sometido a violencia mitigada. Hace 200 años teníamos grilletes de hierro, ahora tenemos grilletes psicológicos», estimó Andrew Wallis, director de la organización caritativa británica Unseen (invisibles), que lucha contra el tráfico de personas.

James Brokenshire, adjunto a la ministra de Interior, afirmó, también en la BBC, que «la esclavitud es una de esas cosas que la gente piensa que pertenece a los libros de historia».   «La triste realidad es que sigue ahí. Cada año hemos visto un incremento en el número de casos denunciados y creo que seguirán aumentando», afirmó.

Gran Bretaña se ve confrontada a un goteo de estos casos. El mes pasado, Ilyas Ashar, de 84 años, fue condenado por violar repetidamente a una muchacha sordomuda paquistaní introducida clandestinamente en el país.

La niña era además golpeada y obligada a hacer los trabajos domésticos por Ashar y su familia. Además, la usaron para cobrar subsidios.

En mayo, un hombre y su hijo fueron condenados a 8 y 5 años de prisión por obligar a indigentes a trabajar para ellos, y el pasado diciembre cinco miembros de una familia fueron condenados de 2 a 6 años por usar como esclavos a mendigos o drogadictos a los que además golpeaban y humillaban por unas pocas libras al día.

Pero el primer caso de «esclavitud moderna» juzgado por las cortes británicas fue en 2009, el de una mujer tanzana traída clandestinamente a Gran Bretaña que trabajaba 18 horas al día y pasaba el resto en condiciones miserables en la casa de una viuda del noroeste de Londres que pasó de darle 10 libras al mes a no darle nada.

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