Justicia, códigos y criminalidad

Justicia, códigos y criminalidad

Desde primera hasta última  instancia, la Justicia tiene que apegar sus actuaciones al mandato de  los  códigos que moderan su ejercicio. El Código Procesal Penal, al que más debilidades atribuyen entendidos en Derecho, eliminó el recurso  de la íntima convicción del juez para avalar su sentencia y estableció, en cambio,  el imperio de la prueba y la evidencia como soporte fundamental de la decisión del magistrado.

Otro punto medular en las normas procesales es la fuerza que se atribuye al principio  de que  la libertad es la condición natural del ser humano, para contener cualquier excesiva preferencia por el encierro del acusado. Es probable que el uso inadecuado de este principio sea  una de las causas de excarcelación alegre de individuos a los que las evidencias, más que cualquier otra cosa, señalan como autores de  crímenes.

Ahora que se promete la pronta revisión del Código Procesal Penal y se acusa de benignidad a la Justicia  como estímulo de la criminalidad por la manera fácil que otorga la libertad a acusados, es bueno que se compruebe si los códigos tienen  debilidades que puedan dar lugar a esta conducta. Muchos señalan que la delincuencia ha cobrado ímpetu a partir de que entrara en vigencia el Código Procesal Penal y que el Código del Menor estimula la participación de menores en hechos delictivos. Eso sí, se necesita precisión de neurocirujano.

Un día contra los 364 restantes

A nuestras costas, playas y ríos llega basura a diario, 24 horas al día y 365 días al año. Sin embargo, no podemos decir que la limpieza y cuidado de esos lugares se corresponda con el ideal de mantenerlos limpios para cuidar biodiversidad y fuente de divisas.

Hay un día internacional para cada cosa y muchos le sacan provecho mediático. El sábado, por ejemplo, es el Día Internacional de Limpieza de Costas y, en consecuencia, está previsto un operativo nacional de limpieza y “figureo”.

No le restamos méritos a estos aparatajes, sino a sus pobres resultados. Un día de limpieza contra 364 días de vertido de desperdicios de todo tipo en el año no parece una proporción razonable de celo por la biodiversidad. Hagamos de la limpieza de ríos, costas y playas una rutina que  dé trabajo y sustento a mucha mano de obra ociosa a nivel nacional.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas