Justicia tardía es denegación

Justicia tardía es denegación

Los reenvíos de procesos judiciales por causas aparentemente injustificadas se han convertido en un vicio que perjudica a acusados y víctimas, así como a los familiares de las partes. Esa realidad fue palpada ayer en las dependencias judiciales de la provincia Santo Domingo, donde abundaban las quejas de familiares de reclusos y de víctimas por el reenvío de varias audiencias, unas porque los prevenidos no fueron llevados a las cámaras, otras por voluntad de abogados y otras por no comparecencia de testigos. Los aplazamientos sin aparente justificación son frecuentes y obligan a las familias de las partes a incurrir en cuantiosos gastos.

La situación obliga a plantear la necesidad de que jueces y el Ministerio Público hagan esfuerzos para evitar el reenvío de procesos por causas injustificables. Hay quienes creen que algunos abogados estarían abusando de garantías procesales que contiene el Código Procesal Penal para incidentar procesos de tal manera que los jueces no tengan otra opción que aplazar las audiencias. Bajo esas circunstancias salen perjudicados los inculpados, que esperan una sentencia, las víctimas por las mismas causas, y los familiares y testigos que acuden a las audiencias en las fechas y horas para las que han sido citados. Una justicia tardía equivale a justicia denegada. Quienes tengan competencia en estos asuntos deberían actuar para que la administración sea ágil y oportuna.

TRAMO PELIGROSO EN LAS AMÉRICAS

Con menos de 24 horas de diferencia y corta distancia entre uno y otro suceso, dos accidentes de tránsito causaron la muerte de seis personas y lesiones a varias, cuando un carro y una yipeta conducidos a alta velocidad embistieron las motocicletas que ocupaban las víctimas, en el kilómetro 27 de esa vía, en Andrés. Probablemente el segmento más peligroso de Las Américas está entre la estación de peaje y Boca Chica.

Las repetidas tragedias en esa zona debe motivar que las autoridades tomen medidas para enfrentar la situación. Se trata de que una vía rápida atraviesa una zona densamente poblada, en la que abundan motocicletas y vehículos pesados. Hace falta iluminación nocturna, control de velocidad y mayor vigilancia, aparte de cualquier solución vial que reduzca las posibilidades de colisión. AMET, el Ministerio de Obras Públicas y las autoridades municipales deberían tomar cartas en este asunto.

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