Justicia y Cámara de Cuentas

Justicia y Cámara de Cuentas

Guido Gómez Mazara

Cuando la Cámara de Cuentas (CC) remite a la Procuraduría General (PGR) auditorías estructuradas con todas las de la ley, se establecen los fundamentos técnicos y contables para futuros procesos acusatorios. Ahora bien, en la lógica de la política convencional siempre se asumió que el órgano constitucional llamado a fiscalizar con efectividad el manejo correcto de los fondos públicos servía a una falsa institucionalidad caracterizada por establecer y/o retribuir en cuotas partidarias a los titulares de la entidad. De ahí el afán por calcar el malsano hábito que, por fortuna y conciencia del Senado, se impidió instalar los potenciales aspirantes orquestados en el interés de hacer “cuentos” y nunca cuentas.

Los actuales miembros de la Cámara de Cuentas no están asociados a las organizaciones partidarias y su reputación anda vinculada a destrezas académicas insuperables. Por eso, resultan molestosos frente a un régimen de complicidades que utilizó el organismo para certificar desmanes administrativos que, orientados en una dirección totalmente corrupta, validaban lo malo de bueno y tintaban a conveniencias del poder político toda clase de indecencias relativas al buen manejo de los fondos públicos.

Sectores encausados por el indebido uso de recursos oficiales tienen una campaña destinada a generar miedo a los miembros de la Cámara de Cuentas. Inclusive, alientan el tradicional “cuco” de que la jurisdicción militar debe tratarse con “cuidado”. Es decir, el resto de la sociedad debe andar por los carriles de la normalidad, y una franja escudada en el sector castrense, inalcanzable. Y no puede ni debe ser así. De paso, el sentido de la transparencia y adecentamiento está imposibilitado de excluir segmentos de la sociedad porque lo verdaderamente conveniente es deslindar los campos entre una mayoría de guardias, marinos, aéreos y policías, correctos y de una vida ejemplar, distantes y sin relación, con una minoría que se vinculó con el poder político para conseguir ventajas y exhibir opulencias indecorosas.

El estremecedor acontecimiento que sindica mandos militares de la pasada administración con prácticas y manejos corruptos constituye la irrefutable prueba de debilidad derivada de un mando civil desdeñoso de posturas decentes y capaz de estimular comportamientos similares en toda la estructura del Estado. Aquí lo que acontecía se simplificaba en una alta jerarquía observando ministros, figuras del PLD y lazos familiares, dándole riendas sueltas a los excesos y enloquecidos en acumular dinero para exhibirlo con bastante irresponsabilidad, pero esquilmando ámbitos de la administración pública.

Actuales miembros Cámara de Cuentas no están asociados a los partidos

Su reputación se vincula a destrezas académicas insuperables

Sectores encausados por corrupción tienen campaña contra organismo

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