Justicia y prensa

Justicia y prensa

La tensión es el estado natural de la democracia. La justicia y la prensa, elementos necesarios en este sistema, no escapan a esa tirantez, que responde a factores estructurales y a una muchas veces cuestionable actuación de los operadores del sistema.

Leí con atención la interesante obra “Justicia y Medios de Comunicación” de Katia Miguelina Jiménez, la que, más allá de su contenido, trae al fuero público la discusión sobre temas cruciales para la anhelada calidad de nuestra democracia.

La búsqueda de solución a ancestrales problemas estructurales ha posibilitado que los jueces hoy cuenten con las seguridades (inamovililidad, carrera, etc.) como garantía de su imparcialidad, corolario de su independencia. Respetando las opiniones de la magistrada, no creo que nuestros problemas fundamentales en el orden indicado sean de diseño normativo o estructural, sino en la calidad de los periodistas y de los jueces, para que estos últimos, de manera particular, en sus decisiones no tengan que ver para arriba,  para abajo o para el lado, sino el proceso a su cargo.

En una cuasi monocracia como la nuestra, con instituciones todavía débiles, de lo que precisamos es de periodistas (Molina Morillo, Bienvenido, Huchi Lora, Patricia, Edith, Ana Mitila, Nuria, Alicia. e. g.) y jueces (como la propia escritora) con valor, que abran las puertas de par en par para que entre el sol y las cámaras para que las decisiones de los jueces se validen cuando sus actuaciones hayan sido apegadas a la ética y a la idoneidad.

La limpieza del sistema de justicia depende mucho de la desinfección que se produce cuando las decisiones son transparentes y esto ocurre cuando el sol entra, no por una rendija, sino por todas partes. Eso no impide que los jueces, como se ha hecho en casos como el de Baninter, para garantizar el debido proceso, la presunción de inocencia y la imparcialidad de los jueces, reglamenten la forma cómo la prensa toma y comunica las incidencias del juicio.

Dar como un hecho que en el caso Baninter los actores civiles (Banco Central y Superintendencia de Bancos) hicieron uso de los medios en igual o mayor proporción que los imputados, entre otras afirmaciones, creo que constituyen apreciaciones subjetivas, no sustentadas en mediciones científicas, de la apreciada magistrada Katia Miguelina. Sostener que los mass medias condicionan las decisiones de los jueces y atentan contra la administración de justicia, es un reconocimiento de lo mucho que debemos trabajar en el país para tener jueces con altos perfiles profesionales y éticos y que gocen de gran autoestima, para no dejarse maniatar ni distraer de sus funciones o produzcan decisiones contrarias al imperio de la norma y la justicia.

El libro de la digna magistrada Jiménez es un admirable ejercicio intelectual y de aporte a un debate tan necesario como serio, pero que no puede reducirse a los temas que visiblemente entran en contraste, sino que tienen que ver con las capacidades de autorregulación tanto de la prensa como del sistema de justicia en general, las capacidades de los periodistas (tema que también aborda la magistrada) y la de los jueces y de todos los actores de dicho complejo entramado.

La obra de Katia nos debe llevar a discutir los temas troncales de una democracia que ha estado afectada por la oscuridad, la falta de transparencia y la impunidad. El reclamo de justicia de la ciudadanía, debe ser siempre escuchado por todos y todas y la prensa seria, responsable y capaz debe tener siempre la posibilidad de informar y dar a conocer los anhelos de impartición de justicia ciudadana. Lo demás podría erigirse en negación o limitación de valores trascendentes del sistema democrático.

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