Justificada suspicacia

Justificada suspicacia

La sociedad dominicana tienen razones para dudar del interés de las autoridades por sancionar a todos los que cobraron coimas pagadas por Odebrecht, se prestaron para amañar licitaciones en favor de esa constructora brasileña y facilitaron medios para que pudiera inflar los costos de las obras adjudicadas. La marcha vacilante de la investigación que conduce el Ministerio Público, el ritmo de los interrogatorios y el silencio de las identidades de personas salpicadas, son fuentes de justa suspicacia.
Ylas dudas al respecto se fortalecen al contrastar la conducta de nuestras autoridades frente a este asunto ético, con las asumidas por gobiernos de otras naciones sacudidas por el mismo escándalo. En varias de ellas, incluyendo Brasil, hay personas encarceladas y otras bajo proceso penal, debidamente identificadas y con imputaciones específicas. Nuestro rezago en este aspecto nos deja mal plantados en asuntos de transparencia.
Por si fuera poco, el hecho de que todavía unos cuatro mil funcionarios no hayan rendido declaración jurada de sus bienes, a pesar de la obligatoriedad de ese rigor, indica que nuestra fragilidad institucional favorece la falta de transparencia, que es uno de los precursores de la corrupción. Con razón la gente toma con tanto descreimiento cada palabra oficial sobre la investigación en torno a este mayúsculo escándalo.

El área del Faro se vuelve temible

El entorno del Faro a Colón se ha vuelto tenebroso, y no es para menos. En poco tiempo han sido encontrados en esa zona los cadáveres de cinco personas asesinadas, entre ellas una adolescente violada. El más reciente hallazgo se produjo ayer y el cuerpo corresponde a un joven que pereció a causa de un balazo en la cabeza. Se trata de una zona solitaria cercana a barrios deprimidos, que circunda un costoso monumento digno de mejor suerte.
Si grave es la frecuencia de estas muertes, también lo es que las autoridades no han adoptado medidas especiales para, por lo menos, detectar cómo son depositados allí los cuerpos y poder establecer patrones que faciliten una investigación más profunda. Son elementos que forman parte de un estado de inseguridad ciudadana que le está torciendo el brazo al Gobierno.

Publicaciones Relacionadas