PARIS,.(AFP) – La belga Justine Henin (N.1) aplastó sin la menor contemplación en la final (6-1, 6-2) a la serbia Ana Ivanovic (N.7), y ganó su cuarto título del Abierto de tenis de Francia, tercero consecutivo, el domingo en el court central de Roland Garros.   El partido no estuvo a la altura de la ocasión por la diferencia abrumadora que hubo en la cancha entre ambas jugadoras, puesto que la belga varió su juego hasta adaptarlo a la medida de su rival.

Al finalizar el duelo, la número uno mundial, de 25 años, estaba emocionada. «¡Es algo excepcional!, no puedo creerlo. Al principio del partido estaba tensa, pero es algo increíble, gané todos mis partidos en dos sets (…) Como saben a principios del año pasé malos momentos (se separó de su marido), y ahora estoy de nuevo jugando, junto a mi familia, y disfrutando en la cancha».

Con este triunfo, Henin emuló a la yugoslava Monica Seles (en la actualidad estadounidense), que ganó tres Roland Garros seguidos entre 1990 y 1992.

   El encuentro duró apenas 1 hora y 5 minutos y, al contrario de lo esperado, la joven serbia, de 19 años, no planteó resistencia, por lo que la belga logró fácilmente otro lauro además de los de 2003, 2005 y 2006. A éstos, agrega otros dos de Grand Slam, el US Open 2003 y el Abierto de Australia 2004.

Pese a la fácil victoria de Henin, Ivanovic empezó robando el servicio a la belga en el primer juego del partido.

La serbia parecía incluso que iba a ponerse con ventaja de 2-0 en ese primer set, ya que se colocó con un 40-0 favorable en el siguiente juego.   Pero Henin se recuperó y acabó ganando ese game y los cinco siguientes para liquidar la manga por 6-1 en 34 minutos.   La segunda no tuvo grandes diferencias, salvo que duró un minuto menos y la perdedora logró dos juegos. Henin quebró de entrada y después fue un monólogo en el que la vencedora mostró toda su variedad de golpes para neutralizar los atisbos de reacción de su derrotada.

«¡Esto es increíble (insistió). Quería tanto esta victoria. Hoy no podía perder, quería ganar otro título en París. Estoy muy orgullosa», dijo la belga, satisfecha, tras recibir un lienzo conmemorativo de manos de la venerable Martina Navratilova.

«Ella jugó un partido fabuloso, mi saque no funcionó. Comencé bien, pero me puse nerviosa y no pude controlar mi servicio (…) Al principio me sentía bien, trataba de dejar las emociones y lo nervios de lado», dijo por su parte la perdedora.

«Pero hoy hubo una gran diferencia. Ella tiene gran experiencia y para mí era la primera final de un Grand Slam», añadió la jugadora de Belgrado, quien perdiera ante Henin también en Varsovia en 2005, su único duelo anterior.   Tras la victoria llegó algo ya muy habitual para la jugadora de Lieja: el himno y el izamiento de la bandera de su país, la entrega del trofeo de manos de la francesa de origen canadiense Mary Pierce, ganadora en 2000.

 Después mirando a su entrenador, le dio las gracias el argentino Carlos Rodríguez, que estaba en la tribuna. «¡Carlos, no sé cómo agradecerte! Formamos un equipo extraordinario», dijo.

Como siempre, también tuvo palabras para su familia y para su madre fallecida, a quien siendo niña le había prometido ganar el torneo de Grand Slam sobre polvo.