Justo Pedro Castellanos Khouri:
“Un buen padre es aquel que es
superado por sus hijos”

Justo Pedro Castellanos Khouri: <BR>“Un buen padre es aquel que es <BR>superado por sus hijos”

POR CRISTINA MARRERO
Mientras algunos lo recuerdan por su papel como director del Departamento de Prevención de la Corrupción, otros lo ven como el hijo de un veterano periodista, ya fallecido. En tanto que, para los de esta generación-milenio es el vicerrector académico de la Universidad APEC. 

Pero, la verdad es que Justo Pedro Castellanos Khouri es todo eso… y un “chin” más. Pues, su condición de padre de tres niños, constituye la mayor responsabilidad en la vida de este abogado de profesión.

Nuestro entrevistado es elegante por naturaleza. ¡Benditos sean los genes!: alto, y con una tez lo suficientemente clara como para contrastar con su cabello y ojos, demasiado oscuros; cualidades físicas que combinan a la perfección con sus modales y actitud atenta.

Él sabe que hablaremos fundamentalmente del Justo Pedro padre, por eso nos esperó con su último “encargo” en brazos: una criaturita rolliza de grandes ojos azules y cinco meses de nacida. Se llama María Victoria, y cuando sonríe, el orgullo paterno de Justo Pedro brota a través de sus ojos de ébano.

Esa sensación no es nueva. Aún la vive con sus primeras “creaciones” producto de su primer matrimonio: Laura Natalia, de 14 años y Pedro Justo Castellanos, de 10.

“Me siento muy orgulloso de mis hijos, porque han sido hasta ahora niños como he querido que sean: respetuosos con los adultos, disciplinados, que se desarrollan bien en el colegio, aplicados, estudiosos, responsables y sobre todo leen, que es un hábito que estoy tratando de inculcarles”, afirma sin rastro de duda. 

“Me incluyo en el cuadro de honor de los padres”

Pero antes de Justo Pedro hablar de sí mismo, nos habla sobre su propio padre (uno de los fundadores de este diario), de quien aprendió mucho sobre como “ser papá y no morir en el intento”.

“Mi papá se llamaba Justo Castellanos Díaz. Fue un periodista de un ejercicio largo, (más de 20 años), muy vinculado a los deportes y en relación conmigo, tuvo y ha tenido una influencia fundamental. Algunas de las cosas más importantes de mi vida, como la práctica deportiva, mi vinculación al mundo social, político y al mundo de la lectura, lo hice por su ejemplo”, asegura.

“Mi padre ha sido mi guía, ejemplo y orgullo mayor. No me dejó fortuna material, pero sí una fortuna moral inconmensurable. Su nombre, de hombre serio y noble, me ha abierto todas las puertas que he tocado, cuantas veces las he tocado. Siempre lo recuerdo, siempre lo tengo presente, siempre viene conmigo”, agrega.

Sobre las faltas o fallos que pudo haber cometido su procreador, piensa largo rato, para finalmente responder: “Diría que en algún momento de su vida, por razones de trabajo sobre todo, hubo etapas que el tiempo que nos dedicó fue menor que en otras etapas”.

“Con mis hijos he tratado de que no pase, aunque tenga que disminuir el ritmo de mi desarrollo personal en alguna medida. Simplemente trato de que el tiempo de mis hijos esté garantizado”, dice con determinación.

Ya como padre se define a sí mismo como solidario, respetuoso y cariñoso. Esto último, aún con Pedrito, su único varón.

“A Pedro Justo igual le doy besos y abrazos, aunque claro tengo expresiones con él que no tengo con las hembras, como manotazos y cosas así”, expresa sonriendo.

Y es que, para este hombre de condición sensible, no existe amor mayor que el que siente por los hijos.

“De ellos espero que me superen, que sean mejores que lo que yo he sido. Creo que un buen padre es aquel que es superado por sus hijos, no sólo en términos profesionales sino también, y sobre todo, en términos humanos. Que sean mejores que yo será una buena demostración de que he sido un buen padre. Y que sean hombres y mujeres solidarios; que no vivan ajenos a su sociedad; que amen y respeten a los demás, que sean humildes, valientes, trabajadores, honestos; y sobre todo que amen a su país, que sean y se sientan dominicanos, orgullosos de ser nacionales de la tierra donde se baila el merengue y donde nacieron Juan Pablo Duarte y Juan Bosch. Dentro de algunos años me gustará saber que ellos se han sentido tan orgullosos de mí como yo me he sentido de mi padre”, afirmó.

Por su trabajo en una casa de estudios superiores, Justo Pedro está en contacto constante con jóvenes, y gracias a eso ha aprendido a ver lo que enfrentará con sus hijos en el futuro.  

“Es una visión que me llena de satisfacción, porque Laura Natalia y Pedrito vivirán un mundo mucho más moderno y avanzado que el que estamos viviendo nosotros, pero al mismo tiempo me llena a veces de temor, porque uno ve muchas cosas en la juventud de hoy que tampoco vio hace unos años, y uno teme que vayan a ser afectados por ese tipo de cosas, como son: la drogadicción y la violencia juvenil. Eso nos atemoriza, pero también pienso en el universo de posibilidades que tendrán, que en mi época no se vivió”.

“Si bien la sensibilidad social y política de los jóvenes de hoy en día es menor que la de mi generación,  ellos tienen una sensibilidad superior a la de mi generación respecto de algunos temas, por ejemplo el medio ambiente. Mis hijos tienen una sensibilidad que la mayoría de nosotros no tuvimos a esa edad respecto a la necesidad de cuidar y proteger el medio ambiente”, agrega.

Todas esas preocupaciones son producto de su condición de “padre modelo”, según la catalogación de sus propios hijos y de su esposa, Claudia Padilla de Castellanos. 

“Justo Pedro es un excelente padre. Es bueno con los tres niños y tiene una comunicación envidiable, que uno antes no tenía. Él es amigo de Laura y de Pedrito, y supongo que será igual con María Victoria.  Lo que más valoro es que, aunque trabaja mucho, siempre saca tiempo para compartir con ellos”, expresa la joven madre.

Tampoco Justo Pedro niega esa teoría, pues aunque a manera de broma reconoce que debería existir una “profesión para ser papá”, y hasta maestrías y posgrados, él sin lugar a dudas se incluye en el cuadro de honor. 

A corazón abierto

Un lugar: la playa

Una hora: 6:00 a. m.

Una película: El club del emperador

Un actor: Al Pacino

Un libro: “Memorias de Adrián”

Un autor: Juan Bosch

Una comida: árabe

Una bebida: whisky y cerveza

Un consejo: “Hacer. Ir adelante siempre”

Un color: rojo

Una defecto: perfeccionista

Una virtud: perseverante

Un perfume: Must, de Cartier

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