CIUDAD DEL VATICANO. Dos exejecutivos del hospital pediátrico del Vaticano iban a juicio el martes, acusados de desviar 422.000 euros (485.000 dólares) en donaciones al centro para renovar la casa donde se retiró el exsecretario de Estado Tarcisio Bertone. De ser hallados culpables de malversación, el expresidente del hospital, Giuseppe Profiti, y el antiguo tesorero, Massimo Spina, enfrentarían penas de entre tres y cinco años de cárcel y multas de más de 5.000 euros.
La sanción podría reducirse si se abona la cantidad desviada antes del inicio del juicio. Profiti dijo que los fondos que utilizó de la fundación del Hospital Pediátrico Bambino Gesu (Niño Jesús) para renovar el apartamento de 300 metros cuadrados (3.230 pies cuadrados) del cardenal Bertone fueron una inversión, ya que planeaba usarlo para futuros eventos de recaudación para el hospital. Bertone aceptó ser el anfitrión de tales eventos, diciendo que se aseguraría de que los pagos de las renovaciones que fuesen necesarias correrían por cuenta de «terceros», no de la fundación.
No se sabe qué pasó con esos «terceros», pero Bertone sumó 300.000 euros de su propio peculio a los 422.000 provenientes de la fundación. El escándalo es el más reciente que remece la Santa Sede desde que el papa Francisco se esfuerza por clarificar los negocios turbios de varios siglos en la ciudad estado amurallada de 44 hectáreas, la más pequeña del mundo. Y se produce en medio de las repercusiones de la renuncia de su principal asesor financiero, cardenal George Pell, quien regresó a su Australia natal la semana pasada para responder a cargos de abuso sexual.
Bertone, exsecretario de Estado vaticano, no fue acusado ni investigado en el caso, aunque lucró con las donaciones. Al salir el escándalo a la luz en 2015, Bertone dijo que «donó» 150.000 euros al hospital para realizar investigaciones, pero insistió que desconocía que la fundación hubiese pagado por las refacciones en su vivienda.