Kakuma, campo de refugiados convertido en ciudad comercial

Kakuma, campo de refugiados convertido en ciudad comercial

KAKUMA. EFE. Más de 80 000 personas de ocho nacionalidades conviven en Kakuma, un campo de refugiados del noroeste de Kenia, a unos cien kilómetros de la frontera con Sudán, donde desde su creación hace 17 años han proliferado los comercios, montados sobre todo por somalís y etíopes.

“La calle de los comercios somalís se pone hasta arriba por las tardes, cuando cae el sol”, dice a Efe Hilda, una empleada keniana de la Federación Mundial Luterana (LWF), una de las organizaciones que más personal e infraestructura tiene en Kakuma.

Como su organización, Hilda es una veterana del campo, donde lleva más de ocho años trabajando para los refugiados llegados de Sudán, Somalia, Etiopía, Eritrea, Uganda, Ruanda, Burundi y la República Democrática del Congo, que han creado una ciudad estable.

Ella comenta como han ido surgiendo los pequeños negocios, desde tiendas de comida y zapaterías hasta salones de belleza y comercios de teléfonos móviles, pasando por un ciber-café, la mayoría en la zona somalí.

“Internet llegó antes al campo de refugiados que a la ciudad más próxima”, apunta Hilda.

En el ciber-café, una decena de usuarios consultan sus correos y se entretienen navegando por Internet, aislándose del tumulto de las calles y el tráfico de los “borda-borda”, las bicicletas con un asiento complementario que sirven de taxi a los visitantes de Kakuma.

No todos los negocios son muy rentables y Abdikadir, que tiene una tienda de telas expresa: “Desde navidades no conseguimos vender casi nada”, dice a Efe.

Los refugiados
No pueden tener ganado, por lo que, si quieren vender carne se la tienen que comprar a los turkana, la tribu local con la que comparten el territorio.

“Funciona así: los turkana tienen el ganado, sagrado para ellos, venden la carne de sus animales a los refugiados, que luego la comercializan en el campo y todos salen ganando”, explica Hilda. La carne con mejor fama de Kakuma se sirve en el hotel Franco, un acogedor restaurante.

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