Karina, el puente y el río

Karina, el puente y el río

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
Karina Aristy, la síndico de Higüey, ha puesto empeño en que el puente que cruza el río Duey -saliendo de Higüey hacia La Otra Banda, Punta Cana y Bávaro- se vea lo más lindo posible: piedra ornamental, barandas de azul celeste, maceteros de buganvillas (alias trinitarias), palmeritas en jardineras y hasta un morenomático que vigile toda la obra.

El puente está como para que lo cruce la Barbie de manitas con el Ken.

¡Ay, pero ese río! El río Duey, razón por la que existe el puente, no podría estar más descuidado. La basura y la contaminación lo han convertido en un desdichado vertedero, donde el plástico es rey y señor.

Y es ahí cuando nos arropan las interrogantes: ¿porqué no ponerle más atención al río que al puente? ¿Acaso no es el río más importante que el puente?… más antiguo, más útil, más necesario…

Pero si nosotros nos hacemos esas preguntas, no quisiera yo saber las que se hacen los peces, jaibas, camarones y cangrejos que deben vivir en las condiciones a que han sido condenados por los habitantes de Higuey. Lo lamentable es que todavía no se les ha concedido el derecho al voto a los habitantes de los ríos, porque de ser así, de seguro que no van a votar por Karina, quien ya está en la calle en medio buscando la reelección, según vimos por las calles de Salvaleón.

No sabemos cuando será, pero cuando la gente se entere de que es mejor preocuparse por las cosas que tienen vida, y que dan vida a todo lo que tocan – como los ríos, por ejemplo – es posible que sea otro el futuro de la República Dominicana.

Mientras tanto, seguiremos viendo puentecitos con flores sobre ríos con basura; edificios de la última arquitectura delante de barrios del neolítico; y funcionarios megamillonarios sobre munícipes en la pobreza extrema.

¡AJÁ, ARRANCÓ LA COMPETENCIA!

¿No que la pintura dominicana no iba a colocarse «al nivel» de la haitiana? Pués mírelo ahí. Los pintores dominicanos se habían ufanado por mucho tiempo de que su pintura no bajaría de los caros altares en que se había colocado. Mucho menos para colocarse «al nivel de suelo» en que se exhiben las obras del popular mercado haitiano de la pintura.

La pintura haitiana invadió el mercado turístico dominicano imponiéndose, no como pintura haitiana, precisamente, sino como pintura caribeña, que es lo que muchos turistas interesados buscan.

Los pintores dominicanos no quería dar su brazo a torcer, mucho menos si es el brazo con la mano que sostiene el pincel, pero la situación económica no siempre va de la mano con la situación pictórica. Hace mucho que la situación económica «soltó en banda» a la situación pictórica. Por lo que una cantidad considerable de pintores dominicanos han tenido que «menearse bonito» para sobrevivir. Y uno de los meneos ha tenido que ser la producción de pinturas para el mercado popular, barato.

Sin embargo, como se ven en la carretera que pasa por «La Otra Banda», en Higuey, se está produciendo pintura para que mueva el peso. Y con todo y el mercurial propósito, mantiene cierto nivel de calidad.

Porque -dejémonos de historias- siempre es posible tener alguna producción artística que, aunque barata y algo repetitiva, puede tener cierto nivel de calidad, aunque sea para una buena decoración.

CON EL CHE A LA ESPALDA

Yo no creo que ese joven del Che a la espalda no sepa quién fue Ernesto Guevara. Hay demasiada oferta de bultos y mochilas con múltiples motivos y colores como para elegir solo por casualidad uno con la imagen de El Che.

Estoy seguro de que ese estudiante de la foto debe haber preguntado quién fue el conocido comandante cubano-argentino que lleva a la espalda antes de elegirlo como motivo de su mochila. Creo que si no preguntó alguien debe haberle dicho… quizás su madre, quizás su padre, un tío o un abuelo le habrá dicho.

Es posible que alguno de sus profesores se lo haya señalado, en bien o en mal, pero señalado al fin. Porque no hay manera de ignorar quién fue Ernesto Guevara de la Serna. Alguien en la escuela, tal vez el director o la directora, tienen que haber reparado en la imagen de mirada dura y fija impresa en la mochila.

Y tienen que haberle hablado, al niño, de la figura que significa, de la estatura que alcanzó, de la historia que escribió, del ejemplo que dio, y del recuerdo que dejó en todos los que lo conocieron, leyeron o supieron de él, de El Che Guevara.

Y espero que haya sido así. Porque sería la única razón por la que me impresionó tan nostálgicamente encontrarme al Che a la espalda de un niño por la carretera… la única razón: pensar que todavía hay esperanza.

LAS CRIS DE JUMA

Por allá por Juma, de Bonao, en la carretera que de Juma llega hasta Los Quemaos, me topé con este salón, el salón de las Cris.

En principio pensé que se trataba de un letrero trunco, donde se leería con anterioridad «las cristianas». Pero no, pregunté u me dijeron que lo de «las cris» viene de que las dueñas -dos hermanas- llevan por nombres Crismary y Crismeiry, por lo que ambas son Cris.

Pero lo que me llamó la atención en realidad fue la información esa de «adactar» pelos, que imagino que tiene el propósito de informar sobre algún proceso de ponerle a la gente pelos donde no tiene. Y lo de realizar «peynados», que hace algún tiempo se hubiera interpretado como congregar simpatizantes del finado ex presidente de la República.

Y lo más interesante es lo de los pelos y su adaptación, porque imagino si será posible que las Cris puedan adaptarle a uno unas cejas en lugar de bigotes; o colocarle a uno una hilera de pestañas en lugar de las cejas; o colocarle a alguien sobre los párpados algunos rizos que se agiten como cola de chichigua cuando uno pestañe.

No se asombren, como va la cosa y los piercings ya eso está casi aquí. Y espero que sean las Cris las primeras que lo intenten.

 

 

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