Katrina: preparan población para lo peor

Katrina: preparan población para lo peor

NUEVA ORLEANS, EEUU (AFP).- Militares y socorristas recorrieron este domingo las calles inundadas y salpicadas de cadáveres que todavía deben ser contados en Nueva Orleans, devastada por el huracán Katrina.

   Las autoridades advirtieron a la población que se prepare para lo peor cuando retroceda el agua y anunció que obligarán a irse de allí a los que no quieran.

   «Serán escenas horribles nunca antes vistas en este país, con la posible excepción del 11 de setiembre», dijo el secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff, en referencia a los ataques terroristas de 2001, que mataron a casi 3.000 personas.

   «Realmente (…) tenemos días difíciles por delante», dijo Chertoff.

   Los primeros 59 cuerpos fueron recuperados en Nueva Orleans, informaron altos funcionarios, advirtiendo que es solamente una fracción de los muertos que se esperan. Mientras tanto en el Estado de Mississipi se confirmó -en un balance provisorio- la muerte de 152 personas.

   La cifra oficial de fallecidos en Luisiana, Mississippi y Florida, según un conteo provisorio divulgado este domingo, alcanza a las 218 víctimas.

   La Casa Blanca dispuso este domingo que la bandera estadounidense ondee a media asta en todo el país y sus embajadas en el exterior, como muestra de respeto a las víctimas. La medida se extenderá hasta el martes próximo.

   Ante una perspectiva de más de 10.000 muertos, el gobierno del presidente George W. Bush activó una operación de relaciones públicas para contrarrestar las críticas sobre su lentitud en responder a la catástrofe.

   Chertoff hizo campaña en los programas matinales televisivos, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, visitaron las áreas afectadas.

   Rice dijo estar convencida que el racismo no jugó papel alguno en la demora en el arribo del socorro.

   «Yo soy afro-americana, de Alabama, y les puedo decir que esta reacción no tiene nada que ver con el color de la piel», declaró Rice, quien se encuentra en Bayou La Batre, Alabama.

   Celebridades y políticos, así como numerosas víctimas, iniciaron una punzante polémica acusando a los poderes públicos de lentitud e indiferencia motivados por retrógrados pensamientos racistas.

   El lunes Bush inspeccionará por tercera vez la región. «Si quieres ayudar a este país a cicatrizar las heridas tras el resultado de este desastre» es necesario donar sangre, dinero para la Cruz Roja, sostuvo el presidente en un discurso televisado.

   Chertoff sugirió que el gobierno federal debe tener mayor liderazgo en estas «ultra-catástrofes».

   Las autoridades habían ordenado a los 485.000 habitantes de Nueva Orleans –1,4 millones sumando el área metropolitana– que abandonaran la ciudad, construida por debajo del nivel del mar ante la llegada del huracán, pero miles no pudieron o no quisieron hacerlo.

   Algunos policías y bomberos de Nueva Orleans se suicidaron, frustrados por no poder contener el caos en la devastada ciudad, señaló el alcalde Ray Nagin.

   El alcalde pretende sacar lo antes posible de la ciudad al personal más afectado por el cansancio y el estrés. «Necesitan evaluaciones físicas y psicológicas», agregó.

   «Tenemos que drenar esta ciudad. Tenemos que sacar todos esos cadáveres del agua», indicó, estimando que el balance final será de miles de muertos.

   Las autoridades estimaron que llevará varios meses drenar la otrora bulliciosa capital del jazz, por lo cual «no es una alternativa razonable» que los habitantes se queden en sus casas, dijo Chertoff.

   «Básicamente, estamos mudando la ciudad de Nueva Orleans a otras partes del país», añadió el funcionario.

   El fin de semana se terminó de evacuar a los últimos 10.000 sobrevivientes que habían permanecido en el Superdome y el Centro de Convenciones de Nueva Orleans.

   El Estado de Texas, que ha recibido 230.000 sobrevivientes del desastre, anunció estar al límite de sus capacidades y prepara puentes aéreos para encaminar a los siniestrados hacia otros Estados.

   «Mientras que Texas abastece de víveres, refugios y medicinas a más de 230.000 evacuados, tenemos inquietudes en cuanto a nuestra capacidad de cubrir las necesidades de quienes llegan por miles cada día», declaró en un comunicado el gobernador republicano Crick Perry.

   Tres grandes barcos de cruceros turísticos de la compañia Carnival serán destinados a dar albergue a los miles de evacuados que quedaron sin hogar. Dos de ellos, con capacidad para 2.600 personas cada uno, se ubicarán en el puerto de Galveston, en Texas, mientras que el tercero, con 1.800 camas, lo hará en el puerto de Mobile, Alabama.

   En el aeropuerto de Nueva Orleans, transformado en albergue para ancianos y enfermos, así como punto de partida a otros lugares, decenas de personas de asilos y hospitales yacían en camillas en el piso.

   «Ya se murieron 25 aquí», dijo el capellán Mark Reeves.

   El espectro de enfermedades también amenazaba las tareas de rescate. Los médicos temen que las aguas fétidas y las difíciles condiciones en albergues podrían generar cólera, fiebre tifoidea, malaria y virus del Nilo.

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