Para la mayoría de la fanaticada, el nombre de Kawhi Leonard le suena muchísimo menos que de los LeBron James, Stephen Curry, Kevin Durant, James Harden y algunos otros.
Pero la realidad es que no es cualquiera jugador. Todo lo contrario, es de los pocos jugadores que a pesar de de tener una adolescencia triste ha sabido superar las adversidades para al final convertirse en todo una súper estrella en la NBA.
Su peor dolor ocurrió cuando apenas contaba con 16 años de edad, cuando un 18 de enero del 2008, un desconocido asesinó de varios disparos a su padre Mark Leonard, de 43 años, quien era propietario de un lavado de autos en North Wilmington Avenue, en Compton, un barrio bravo con tipos con enormes cadenas en sus cuellos, armas escondida bajo la ropa y miradas de matones.
A pesar que sus padres se separaron, el jovencito jugador Leonard iba todos los fines de semana al lavadero a lavar autos junto a su padre, por lo que le tenía un gran aprecio.
En la ocasión Leonard formaba parte de Riverside Kings y jugó esa noche ante Compton Dominguez High School en un partido colegial. Su equipo perdió 68-60, y cuando sonó la chicharra, el mozalbete buscó a su madre y rompió en llanto, ya que su padre le enseñó a lanzar sus primeros disparos al aro.
Pero a pesar de ese tropiezo y la dura lesión que sufrió que lo hizo perder una Final de Conferencia del Oeste ante Golden State Warriors jugando para San Antonio Spurs, Kawhi Leonard está siendo uno de los grandes protagonistas de los Playoffs.
Y resulta además un personaje muy singular, no solo por su tremendo nivel sino por sus formas, las de un jugador hermético, con un carácter muy ajeno a hacerse notar.
Su gran ofensiva unida a su gran defensa han sido clave para que los Raptors de Toronto hayan llegado por primera vez a una Final en la historia de esa franquicia canadiense.
Durante los playoffs ante Filadelfia Sixers y Milwaukee Bucks promedió 31.2 puntos por encuentro, 8.8 rebotes, 3.8 asistencias y 0.6 tiros bloqueados.
Mientras en la contienda regular tuvo average de .26.6 puntos por juego, 7.3 rebotes y 3.3 asistencias para dar a su equipo el segundo mejor récord de la NBA.