Kerry en París para dar «un gran abrazo» a Francia

Kerry en París para dar «un gran abrazo» a Francia

PARÍS. El secretario de Estado norteamericano John Kerry llegó el jueves a París para participar el viernes en un homenaje a las víctimas de los ataques yihadistas y hacer olvidar el incidente de la ausencia de representante de alto nivel de su país en en la marcha de repulsa a los atentados.

John Kerry viene a dar «un gran abrazo» a los franceses, dijo en Sofía, poco antes de emprender viaje hacia París.

«Francia es «el más viejo aliado» de Estados Unidos, proclamó el presidente Barack Obama dos días después del atentado contra el semanario Charlie Hebdo que dejó 12 muertos el 7 de enero. Sin embargo, Estados Unidos no consideró útil tener una representación de nivel importante en la marcha sin precedentes a la que asistieron el domingo medio centenar de dirigentes del mundo, incluyendo los de Israel y la Autoridad Palestina.

Pero Washington no estuvo casi presente en este acontecimiento histórico, a excepción de su embajadora Jane Hartley, una especialista del mundo de la finanzas sin experiencia diplomática y que acababa de tomar el cargo hace poco en París.

Los franceses siguen adorando al presidente demócrata Barack Obama, que por cierto visitó la embajada de Francia en Washington tras los atentados donde escribió su pésame en el libro de condolencias, como también lo hizo su secretario de Estado John Kerry, francófilo y primo de un ex ministro francés.

«Estados Unidos está a vuestro lado hoy y seguirá estándolo mañana», había declarado el presidente norteamericano el 9 de enero. El 11, dos días después, más de 1,5 millones de franceses asistían a la marcha en París. Fueron casi 4 millones en toda Francia.

La polémica sobre el bajo nivel de representación también llegó a Estados Unidos, lo que obligó a la Casa Blanca a admitir haber incurrido en un «error» de apreciación. Washington invocó cuestiones de seguridad y logística, pero las mismas no impidieron por ejemplo la presencia del primer ministro israelí que también tampoco se desplaza sin un importante dispositivo de seguridad.

Aunque Barack Obama no haya podido viajar, podía haber expresado su solidaridad despachando al vicepresidente Joe Biden, pedir a John Kerry que acorte una visita a la India o recurrir a Bill y Hillary Clinton. En Francia, las autoridades adoptaron un perfil bajo ante el supuesto «error» del principal líder mundial, que está además al frente de la lucha internacional contra el terrorismo.

– Pasando factura – Tal vez los norteamericanos pensaron que la marcha era un evento exclusivamente europeo, confió François Hollande al diario Le Parisien, mientras la cancillería subrayaba que los dos aliados de la Otan habían estado en estrecho contacto a lo largo de la tragedia, que comparten los mismos valores y que luchan juntos contra el yihadismo.

París es el segundo contribuyente a los bombardeos aéreos dirigidos por Estados Unidos contra el Estado Islámico en Irak. Hollande deploró el miércoles en vísperas de la llegada de Kerry que la «comunidad internacional» –léase Estados Unidos– no haya intervenido militarmente en Siria a mediados de 2013 como quería Francia.

En aquella época, Barack Obama había dejado a Hollande en posición incómoda al renunciar a último momento a atacar al régimen de Bashar al Asad, acusado de utilizar armas químicas contra su pueblo. Los franceses tuvieron que permanecer de brazos cruzados y el episodio dejó desde entonces un sabor amargo en Francia.

Desde la llegada de Hollande al poder en 2012, hubo otros pequeños roces en la relación con Estados Unidos.

Cuando Francia decidió de la noche a la mañana intervenir militarmente en Mali, obtuvo una importante ayuda logística norteamericana, especialmente aviones de transporte de gran tamaño.

Pero después los norteamericanos llegaron con una cuenta en millones de dólares y los franceses los mandaron al diablo, contó a la AFP un responsable francés que pidió el anonimato. Para mejorar la imagen de Estados Unidos en Francia, agrega, John Kerry probablemente vaya más allá de la simple visita de cortesía a François Hollande y a su homólogo Laurent Fabius.

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