BOSTON, EEUU (AFP).- Más empleos, mejor educación y una reforma migratoria que legalice a millones de indocumentados en Estados Unidos son las armas que el candidato demócrata John Kerry esgrime a diestra y siniestra para intentar convencer a los hispanos de ayudarlo a alcanzar la Casa Blanca.

   Durante su convención que se inicia este lunes en Boston (Massachusetts, este), los demócratas pelearán agresivamente por conquistar el apoyo de los casi siete millones de hispanos que se calcula irán a las urnas el 2 de noviembre.

   Varios demócratas como el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, estiman que el triunfo de Kerry depende de su desempeño en cuatro Estados del suroeste donde la elección del 2000 fue sumamente reñida y donde se cree que el voto hispano será clave otra vez: Arizona, Nevada, Nuevo México y Florida.

   La campaña de Kerry teme que el presidente George W. Bush logre su objetivo de alcanzar un 40% de apoyo de los hispanos en los comicios, contra 35% en el año 2000.

   «Si los republicanos llegan a 40%, nos ganan la elección», advirtió Richardson recientemente.

   Pero una encuesta publicada el jueves por The Washington Post indica que Kerry mantiene aún una fuerte ventaja entre los votantes hispanos, con un 60% de esa minoría que lo votaría, mientras 30% lo haría por Bush, en tanto 2% adhiere al independiente Ralph Nader y 8% está indeciso.

   Tradicionalmente demócratas, los hispanos no obstante comparten valores que son bandera de los republicanos, como la familia, la fe religiosa y la dedicación al trabajo. Pero Kerry ha invadido su terreno en las últimas semanas, insistiendo en que los valores serán «el corazón de nuestra campaña».

   Según el sondeo, los temas que más importan a los hispanos son la economía y el empleo (33%), la educación (18%), la campaña estadounidense contra el terrorismo (15%), la guerra en Irak (13%) y el sistema de salud (12%).

   Los demócratas denuncian que la tasa de desempleo hispana (7%, contra un promedio nacional de 5,6%) es actualmente un 20% mayor que cuando Bush asumió su cargo en enero de 2001.

   «Mientras bajo el gobierno de Bush el desempleo entre hispanos ha trepado junto a los gastos médicos, de educación y de energía, Kerry prometió construir una economía que fortalezca y expanda las oportunidades para las familias hispanas», dice el programa de Kerry.

   También promete a los hispanos aumentar su acceso a la universidad, crear programas extracurriculares para mejorar el desempeño de los alumnos de primaria y mejorar la preparación de los maestros.

   «Somos la gente que dice que »sí se puede». Nadie entiende eso mejor que los latinos de Estados Unidos. La gente que ha llegado aquí a trabajar duro, pagar impuestos y educar a sus hijos. Nadie tiene más en juego en el futuro de América», indicó.

   También dijo que en sus primeros 100 días de gobierno enviará al Congreso una reforma migratoria que legalice y abra camino a la ciudadanía a muchos de los indocumentados que residen en el país, la mayoría de ellos hispanos.

   Defiende asimismo acelerar los trámites de reunificación de familiares de inmigrantes, que hoy puede demorarse hasta 22 años, y un proyecto de ley que legalizaría a inmigrantes indocumentados que estudian en la universidad (Dream Act), que beneficiaría a 65.000 jóvenes.

   Bush también propuso una reforma migratoria en enero, pero menos ambiciosa que la de Kerry, ya que sólo prevé otorgar permisos de trabajo de tres años, renovables una sola vez.

   La Casa Blanca, además, no se ha esforzado para que el Congreso trate el tema y además ha bloqueado otro proyecto de ley para legalizar a trabajadores agrícolas (conocido como «Agjobs»), se quejan legisladores demócratas y defensores de los hispanos.