Tras asegurar durante semanas que la provincia no podía pagar y apurar al límite las negociaciones, el gobernador de Buenos Aires. Axel Kicillof, decidió en el último minuto que sí, que pagaría.
Kicillof debió abonar ayer 250 millones de dólares que vencieron el 26 de enero, más 27 millones de intereses. Se evita un default provincial de consecuencias imprevisibles, pero se complica la próxima renegociación del conjunto de la deuda argentina: los acreedores han aprendido que la intransigencia da buenos resultados.
El gobernador bonaerense culpó al fondo Fidelity por el fracaso de las negociaciones. El gigante estadounidense, que gestiona en todo el mundo recursos cercanos a los 10 billones de dólares, se plantó desde el primer minuto.
Fidelity dijo poseer más del 25% de los bonos correspondientes a la emisión BP21 y, por tanto, su posición resultaba crucial para que se alcanzara o no la aceptación del 75% de los acreedores.
“Hablamos con más de 200 acreedores, un comité de grandes inversores aceptó nuestra propuesta y elogió nuestra actitud, pero hubo un fondo que podía bloquear y no tuvo actitud de diálogo”, dijo Kicillof en una comparecencia. En total, la provincia obtuvo el “sí” de algo más del 50% de los tenedores de bonos BP21. No sirvió de nada.