Kirchner enfrenta males sociales

Kirchner enfrenta males sociales

BUENOS AIRES (AFP).- El presidente de Argentina Néstor Kirchner libra una batalla sin cuartel contra la corrupción enquistada en las fuerzas policiales, sin poder abatir el azote de la inseguridad, que se transformó en la mayor preocupación ciudadana, al cumplirse doce meses de su gestión.

«La seguridad es una asignatura pendiente en la Argentina», admitió el domingo el mandatario en una extensa entrevista con el diario Clarín en la que, sin embargo, llama la atención sobre la pesada herencia que recibió en este ámbito al hacerse cargo del gobierno el 25 de mayo de 2003.

En 2002, el peor año de la economía del país tras el estallido de la crisis a fines de 2001, unas 3.000 personas murieron en hechos violentos y se denunciaron 148 delitos por hora, según el Centro de Estudios Nueva Mayoría que, en 1991 había computado 1.341 denuncias por día y en 2002 3.574, lo que implica un aumento del 166%.

El objetivo fundamental de la lucha contra el crimen es la provincia de Buenos Aires, el corazón del mapa del delito, que concentra 13,8 de los 36 millones de habitantes y registra uno de cada cuatro episodios delictivos.

En territorio bonaerense, Kirchner libra una batalla desigual porque no solo debe enfrentar al crimen organizado, sino a los sectores asociados con el delito de la temida Policía Bonaerense, un cuerpo de 45.000 hombres que las autoridades intentan transparentar desde el retorno a la democracia en 1983.

En el año que lleva de gestión, Kirchner pasó a retiro a centenares de jefes de las policías Federal y Bonaerense y dispuso una investigación patrimonial inédita de los jerarcas desplazados y activos, ante las numerosas denuncias de enriquecimiento ilícito.

Los uniformados aparecieron en distintas denuncias apañando los negocios de los secuestros extorsivos y los desarmaderos de automóviles, entre otros.

En los primeros meses de gestión, el Gobierno creó un «Comité de crisis» para combatir el delito y lanzó el «Plan Antiimpunidad» para purificar las filas policiales, pero fue recién en abril pasado, cuando tomó realmente las riendas del problema, empujado por una masiva presión ciudadana.

Con el estandarte de la inseguridad, la primera preocupación de los argentinos según las últimas encuestas, se movilizaron miles de personas en todo el país a fines de 2003, en el marco de cruentos secuestros extorsivos que terminaron con la muerte o la mutilación de la víctima y de robos a restaurantes que le costaron la vida a comerciantes y parroquianos.

Kirchner se estaba enfrentando a sectores muy peligrosos y ello quedó demostrado en noviembre, cuando hizo públicas las amenazas que había recibido un día después de haber pedido una profunda depuración en las filas policiales.

Fue la inseguridad la que generó la primera muestra de descontento con el Gobierno, el 1 de abril, cuando 130.000 personas se reunieron frente al Congreso para pedir «Justicia y Seguridad» encabezados por Juan Carlos Blumberg, el padre de un estudiante de 23 años secuestrado y asesinado.

Veinte días después, unas 70.000 personas se congregaron frente a los Tribunales, pero en esta ocasión las organizaciones de «piqueteros» (pobres y desocupados) se sumaron a la predominante clase media de la marcha anterior.

Fue poco antes de la segunda convocatoria que el Gobierno anunció el llamado «Plan Estratégico de Justicia y Seguridad» para combatir el crimen organizado que, entre muchas otras medidas, dispone la creación de una Agencia Federal de Investigaciones semejante al FBI de Estados Unidos.

Se trata de un cuerpo profesional y multidisciplinario especializado en la lucha contra el narcotráfico, contrabando, secuestros, terrorismo y corrupción, entre otros delitos complejos.

Durante estos doce meses, el Parlamento sancionó leyes que endurecen las penas para delitos aberrantes, como el secuestro y la violación seguidos de muerte, que fueron reclamados en el llamado «Petitorio Blumberg», que recibió el respaldo de casi 3 millones de firmas en pocas semanas.

Algunas de esas propuestas, como la rebaja de la edad de imputabilidad para menores de edad, abrieron un fuerte debate en la sociedad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas