BUENOS AIRES (AP).-Preocupado por signos de que la temida inflación estaría retornando a la Argentina, en la que durante décadas fue un problema crónico, el presidente Néstor Kirchner ha asumido personalmente la tarea de intentar frenarla, a través de acuerdos de precios con los distintos sectores productivos y comerciales.

No bien retornó de diez días de descanso en su provincia natal de Santa Cruz, en el extremo sur de la Patagonia, Kirchner convocó el martes a la Casa de Gobierno a Alfredo Coto, propietario de la principal cadena de supermercados de la argentina.

Fuentes gubernamentales informaron que el Presidente le planteó la conveniencia de que los supermercados acuerden, con el gobierno, mantener congelados durante 180 días los precios de 500 productos considerados de primera necesidad. No se conoce cuál fue la respuesta del empresario.

El mes pasado la ministra de Economía, Felisa Miceli, había logrado un acuerdo con los supermercados para rebajar en un 15% los precios de 223 productos básicos. El acuerdo expira a fines de enero, pero la intención gubernamental sería tratar de renovarlo hasta diciembre.

El gobierno considera que estos acuerdos no han sido plenamente satisfactorios. Si bien lograron morigerar en diciembre las alzas, en un mes tradicionalmente «inflacionario’’ por las fiestas de fin de año, los aumentos persistieron, especialmente en el precio de la carne vacuna, alimento básico de los argentinos.

Desde que a fines de noviembre el gobierno tuvo la evidencia de que la inflación de 2005 superaría casi en cinco puntos las previsiones oficiales, Kirchner encomendó a la ministra Miceli procurar acuerdos con los principales sectores productivos y comerciales, para limitar el alza de precios.

El año pasado la inflación trepó al 12,3%, duplicando la cifra de 2004 (6,1%) y cuadruplicando la de 2003 (3,7%).

Pese a las críticas de sectores conservadores, que pronostican un fracaso de cualquier intento por controlar precios, Kirchner ha asegurado que su gobierno no recurrirá jamás a lo que califica de «soluciones ortodoxas’’ para frenar la inflación. Considera como tales las medidas para «enfriar’’ la economía, desalentar el consumo o aumentar las tasas de interés.

El Presidente y su ministra sostienen que el motivo principal del aumento de precios, es un fuerte incremento de la demanda, a causa del mejoramiento de la situación social y económica. Pero ello no ha sido acompañado por el simultáneo incremento de la oferta de productos, a causa de un insuficiente aumento de las inversiones.