Kobe Bryant y la denuncia de violación de la que se habla tan poco

Kobe Bryant y la denuncia de violación de la que se habla tan poco

Mezclado entre los detalles de lo que se describe al pasar como el “complicado pasado” de Kobe Bryant hay uno que pudo haberlo descarrilado. Se trata de la denuncia de violación de una empleada de hotel de 19 años.

Para algunos, dejar de lado detalles como ese en las semblanzas de Bryant fue lo que correspondía hacer en el día de su deceso. Pero hay quienes creen que ignorar elementos como ese es una nueva muestra de cómo los astros del deporte a menudo tienen piedra libre para hacer lo que quieran sin tener que pagar los platos rotos.

Decenas de figuras prominentes, incluidos senadores, productores de cine, periodistas de televisión y comediantes (aunque no el presidente de Estados Unidos ni el miembro más nuevo de la Corte Suprema), han visto sus carreras truncadas por denuncias de abuso sexual o violencia doméstica.

Los astros del deporte, sin embargo, sobreviven con mucha más frecuencia a ese tipo de situaciones.

“Lo que nos importa es que nos hagan ganar partidos”, afirmó Miki Turner, periodista de amplia trayectoria que hoy enseña en la facultad de periodismo de la Universidad del Sur de California.

“Pero no sopesamos sus valores tanto como con los políticos o los presentadores de noticias”.

Numerosos deportistas se han visto envueltos en denuncias de este tipo en los últimos tiempos, incluidos el relevista Roberto Osuna, Cristiano Ronaldo, el running back Ezekiel Elliott, los quarterbacks Jameis Winston y Ben Roethlisberger, y el receptor de los Chiefs Tyreek Hill.

Todos fueron blanco de graves denuncias y sobrevivieron sin grandes castigos de sus ligas, sus equipos, la policía ni la opinión pública.

“Los deportistas generan una gratificación instantánea por la noche en contraste con un actor al que le toma un año filmar una película”, comentó Courtney Cox, ex empleado de ESPN que hoy dicta una clase sobre la incidencia de la raza y el género en el deporte en la Universidad de Oregon.

“Si (los astros del deporte) son tratados de otra manera, eso es en parte porque tienen una visibilidad instantánea y pueden rectificar su imagen” con el silbato final del partido siguiente.

En otras palabras, los ganadores tienen muchas ventajas. El caso del receptor Antonio Brown es un buen ejemplo. Fue dado de baja por los Patriots al principio de la temporada al circular denuncias de violación.
La NFL está investigando las acusaciones y hasta que no saque conclusiones no se sabrá si algún equipo se interesa en él.

Uno de los aspectos centrales de la historia de Bryant, y de cómo es recordado, es si el hecho de que no se haya hablado casi de la denuncia de violación en los obituarios y los comentarios de la gente responde al paso del tiempo o a las consideraciones especiales que se le tiene a los grandes deportistas.

Han pasado 17 años desde esa denuncia. Buena parte de los admiradores de Bryant no habían nacido por entonces, o eran muy pequeños como para comprender lo que pasaba.

Sin embargo, estamos en la era del (hash)MeToo ((hash)yoTambien), en la que se puede investigar fácilmente el pasado de cualquiera en la internet y detectar transgresiones o comentarios inapropiados en las redes sociales, que pueden cambiar la forma en que se percibe a una celebridad.

Los denunciantes son tratados con más respeto que en el pasado y sus denuncias son tomadas más en serio que en otras épocas.

“Si hoy sucediese algo así, incluso con Kobe Bryant, no sé si la gente sería tan tolerante”, dijo Turner.

Bryant era un astro del deporte, no un actor ni un periodista famoso, y eso seguramente incide en la forma en que se lo juzga.

“Todos nos indignamos al tuitear. Pero el tema no es sencillo. Pareciera que con los deportistas queremos historias pulcras, prolijas, incluso cuando no lo son”, dijo Cox.

A las celebridades que no son deportistas –y no tienen un partido noche de por medio ni un acceso tan frecuente a los medios de prensa que les permiten cambiar el tema de conversación– les resulta más difícil proteger su imagen.

La andanada de denuncias contra el productor de cine Harvey Weisntein en el 2017 fue un momento clave en la era del (hash)metoo en Estados Unidos. Kevin Spacey, Louis C.K., Al Franken, Matt Lauer, Charlie Rose and Placido Domingo son algunas de las más de 250 figuras del mundo del espectáculo, la política y los medios de prensa que han sido acusados de abusos.

Las carreras de la mayoría fueron severamente afectadas, si no arruinadas. Con pocas excepciones, como Woody Allen y Donald Trump, todas estas figuras recibieron un trato diferente al que reciben los deportistas.

El caso de Bryant no llegó a los juzgados. Si bien algunos patrocinadores le dieron la espalda, sus pérdidas no duraron mucho. Bryant ofreció una disculpa a través de su abogado y llegó a un acuerdo extrajudicial con su acusadora en una demanda civil.

Se perdió unos pocos partidos durante todo el revuelo, pero lo mejor de su carrera, y de su vida personal, estaba por delante.

En los 17 años siguientes Bryant fue un padre ejemplar de cuatro hijas y un defensor de las mujeres deportistas. Se hizo fama de jugador aguerrido y trabajador. Para muchos es el mejor basquetbolista de todos los tiempos. Eso es algo debatible. Pero no lo único.

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