KOBY BRYANT Se preparó para el día de retiro desde los 21 años

KOBY BRYANT Se preparó para el día de retiro desde los 21 años

LOS ÁNGELES .- No es habitual que los jugadores de la NBA tengan inquietudes intelectuales lejos de las canchas. Kobe Bryant es uno de los pocos que pueden presumir de contar con un bagaje cultural suficiente como para sentirse cómodo con la vida que le espera cuando llegue su retiro. Han sido precisamente sus pasiones más allá de las duelas las que le han ayudado a tomar una decisión bien apoyada por varios pilares claves en su vida: sus aficiones, sus estudios y sus curiosidades.

«Me ayudan a sentirme más cómodo y en paz con mi decisión. No soy un esclavo preso de mi pasión. Si soy sincero, me tomó mucho tiempo el saber qué voy a hacer después del básquetbol. Quince años para ser exactos. Creo para muchos de nosotros los deportistas eso es un problema: el saber qué vendrá después. Fui muy afortunado por hacerme esa pregunta muy joven, cuando tenía 21 años de edad. Me llevó 15 años el llegar a una conclusión. Es duro, porque te puedes obcecar en: ‘¿Cuál es el mercado más grande donde puedo operar? ¿Cómo puedo sacar ganancias económicas?’ Esas son las preguntas equivocadas», afirmó.

Hay un episodio clave en el desarrollo de la personalidad de Kobe: su etapa en Italia. El cinco veces campeón de la NBA se impregnó de la cultura europea, de la lengua italiana, de la historia, del método de estudio del Viejo Continente, de la música. Todos esos aspectos jugaron un papel fundamental para desarrollar su lado intelectual. Desde que llegó a la ciudad de Rieti siguiendo a su padre, Joe Bryant, quien militó en distintos equipos desde 1984 a 1991, Kobe desarrolló una visión de la vida distinta a la que tienen otros jugadores de la NBA. Europa fue el hogar del escolta de Los Angeles Lakers desde que los seis a los 13 años de edad.

Kobe Bryant y su padre Joe. Gracias a sus años en Italia, Kobe adquirió una visión distinta a la del jugador tradicional de NBA Andrew D. Bernstein/NBAE/Getty Images
La curiosidad se instaló en Kobe durante aquella etapa y no paró de crecer a lo largo de su carrera. Cinco años después de regresar a Estados Unidos tras el periplo europeo de su padre, Kobe debutó en la NBA, tenía 18 años de edad y había dejado claro a varios de sus coaches, compañeros y rivales que su objetivo era convertirse en el mejor jugador de todos los tiempos. Cuando con 21 años su carrera comenzó a florecer, su mente fue un paso más allá que la del jugador medio de la liga. Sus visitas a la ciudad italiana de Milán fueron continuas. Por un lado, el A.C. Milán era -y es- su equipo favorito, no en vano le vio ganar dos Copas de Europa durante sus años en Italia (1988-89 y 1989-90). Por el otro, allí residían varias de sus inspiraciones.

En Milán se hizo una de las preguntas más importantes de su carrera: ¿Y después del básquetbol qué? Aún no había ganado ningún anillo pero ya estaba considerando los momentos posteriores a sus éxitos deportivos. Kobe tuvo una conversación que nunca olvidará y que determinó su devenir.

«Tenía mucha curiosidad. Estaba en Milán y quise reunirme con Giorgio Armani y hablar con él sobre cómo construyó su negocio. Me contó que lo comenzó a construir con 40 años de edad y yo tenía 21. Me dije a mí mismo: ‘probablemente juegue hasta los 35 o los 36 años. Él comenzó su negocio a los 40. ¿Qué voy a hacer con el resto de mi vida? ¿Qué viene después? Desde aquel momento comencé a buscar intereses, probé con varias cosas. Intenté esto y lo otro para encontrar cuál era mi pasión», agregó. Durante años hizo de todo. Leyó mucho, se aventuró a aprender a tocar el piano, a hablar español, abrió negocios, invirtió en proyectos, participó en programas solidarios… todo ello combinándolo con el baloncesto.

«No es tan fácil como el básquetbol, porque ya había nacido para jugar y lo que tuve que hacer fue descubrir qué es lo que vendría después. Eso es muy difícil. Muy muy difícil. Pero es lo que nosotros los deportistas debemos resolver», apuntó.

Tras años de prueba y error, Kobe se aventuró a grabar su primer documental, ‘Muse’.

Ahí dio con la clave de lo que realmente le gustaría hacer en el momento en el que deje atrás las canchas. Contar historias se ha convertido en una pasión oculta durante años que salió a la luz hace bien poco. A Kobe se le han abierto los ojos y sabe a la perfección a que quiere dedicarse cuando finalice la actual temporada. «Soy un contador de historias. Amo, amo, amo contar historias. Adoro estructurar historias que inspiran. Me gusta educar en una manera creativa y poner las piezas del puzle juntas.

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