AMPARO CHANTADA
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Toni Negri dice que la geopolítica actual, se parece más a la arqueología que a nuestra experiencia. El mundo actual es un mundo sin afueras que exige de una genealogía completamente abierta para ser comprendido. Es importante volver atrás para comprender los cambios extraordinarios que sufrieron las fronteras, con Estados que desaparecen y otros que nacen, con conflictos que parecen no tener fin o guerras que se desencadenan aparentemente sin motivos. La guerra fría, una vez terminada, no hizo desaparecer la geopolítica; al contrario, frente al advenimiento de nuevas potencias, se hace más compleja.
El término geopolítica viene cambiando desde fines del siglo XIX. En ese entonces, estudiaba la contienda entre grandes naciones, por controlar territorios, recursos y posiciones geográficas, tales como puertos, canales, ríos, oasis, riquezas minerales insospechadas a veces. Fue también una ideología a fines del siglo XIX y comienzos del XX, relacionando raza y territorio que inspiró a muchos políticos. En los EE.UU. Monroe, entonces senador, justifica el expansionismo de su país, apoyándose en una ideología religiosa fundamentalista, habla de la condición de pueblo elegido habitando una tierra prometida. Se necesitaba un hinterland de seguridad y se declara la guerra a España con miras a sus últimas colonias: EE.UU. adquiría así un imperio con Cuba, Puerto Rico y Filipinas, primera incursión en Asia. Esta guerra hispano-americana fue seguida rápidamente por la toma de Panamá, abiertamente justificada por la ideología geopolítica: acortaba distancias y evitaba el peligroso Estrecho de Magallanes. Pero, al principio del siglo XX, la deuda, el desorden son los pretextos para ocupar a Nicaragua, Panamá, Haití y República Dominicana; en realidad, son considerados espacios vitales para la seguridad de los Estados Unidos.