La “Persistencia”de Persio Checo

La “Persistencia”de Persio Checo

El artista Persio Checo inauguró el pasado jueves su exposición Persistencia, en el Museo de las Casas Reales, una muestra itinerante que visitará otros centros culturales del país. Durante el transcurso del acto de apertura de la exposición se puso a circular el libro monográfico: Persio Checo, un artista entre tierra y mar, de la autoría de la crítica de arte Delia Blanco.

Persistencia será expuesta del  3 al 18 de marzo, en el Museo Cándido Bidó, en la Plaza de la Cultura de Bonao; del 24 de marzo al 8 de abril, en la Casa de Cultura de Puerto Plata, y del 5 al 30 de mayo, en el Palacio Consistorial de la ciudad de Santiago de los Caballeros.

La muestra consta de pinturas en medianos y grandes formatos, óleo y acrílica sobre tela, en la que el artista nos deleita con imágenes abstractas y deslices surrealistas, marcando un cambio que se orienta hacia la abstracción simbólica, la figuración del cuerpo femenino abiertamente erotizado, con una tendencia surrealista, que desaparece para dejar camino abierto a códigos y signos más complejos y matizados.

En esta muestra Checo recorre los lugares, espacios, horizontes, la flora y la fauna marinas, resaltando en estos trabajos una atenuación de los colores más vivos y agresivos, para encontrarse en focos de luz más oscuros y callados, que indirectamente sugieren una atmósfera y un ambiente simbólico y expresivo, en los que a pesar de la desaparición del cuerpo, tenemos evocaciones de signos siempre antagónicos entre la feminidad y la masculinidad.

La paleta de este pintor busca ahora colores de la tierra: ocres, marrones y rojizos, colores de aguas escurridas, hacia el gris y el verde, quizás más sufridos.

La misma composición del espacio se divide entre sugerencias de tierra y mar que sellaron desde su inicio la obra de este artista.

Esta relación no se ha perdido, al contrario, se mantiene constante, más sutil y más libre…

La presencia figurativa, específicamente en el gallo, es un trazo que habita la tela como una sombra; la ubicación humana se desliza en el conjunto más dibujado que pintado, más evocado que figurado.

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