La “Fundación Testimonio” nombró miembros de honor

La “Fundación Testimonio” nombró miembros de honor

La noche del 27 de mayo de 1996 “La Fundación Testimonio”, que tenía como presidente al doctor José A. Fernández Caminero, decidió entregar a un grupo de ciudadanos, que designados fuimos como “Miembros de Honor”, los certificados correspondientes. Previamente se me designó como vocero de la “Fundación” para la entrega de los certificados a cada uno de los compañeros, de la muy estimada designación.

Me parece que a veces hay que poner el pasado sobre el presente. Y por eso he decidido a catorce años de distancia, evocar los nombres de los galardonados aquella lejana noche.

El primero en ser requerido fue Monseñor Juan Félix Pepén Solimán. Dije de él: “Yo no puedo olvidar a este santo varón, en la iglesia antigua de Higüey. Como un San Juan Bautista, frente a  “Belial- Luzbel” en el año de 1960. Esa mañana por una ilusión óptica, me parecía ver que de los lentes del déspota opresor salían diminutas llamaradas. Esa mañana Monseñor Pepén, con firmeza hablaba frente a quien impíamente nos sojuzgaba”.

Y a seguidas fue llamado Monseñor Antonio Camilo González, sacerdote que con entereza difundía sus prédicas, sobre las rutas luminosas que trazó El Mártir de El Gólgota. Luego compareció un militar que sabe que la patria es Ara y no pedestal. Me refiero al general Miguel Ángel Hernando Ramírez, que el 25 de abril del 1965 a nombre de la Constitución del 1963, con tropas ocupó la Capital.

El pergamino siguiente correspondió al doctor Jorge Martínez Lavandier, hombre que en las Aduanas y en Rentas Internas, supo dar cátedras de real honestidad.

Y en la tribuna del honor presentamos al general Héctor Lachapelle Díaz, militar constitucionalista de históricas y dominicanistas actuaciones.

Presente dijo la profesora Minetta Roques. Distinguida educadora que Salomé Ureña y Ercilia Pepén, orgullosamente la sentaran a su lado.

Con alegría llamamos a don Jesús Torres Tejeda, quien celebró nupcias con la locución, siéndole siempre cabalmente fiel. En San Pedro de Macorís con los verbos de Mauricio Báez y Juan Nieven, Jesús supo acrecentar su innata rebeldía.

Continuamos con el doctor Luis Fernández Martínez, un juramento de Galeno y de Hipócrates. Miembro prominente del Pabellón de la fama del Deporte Dominicano.

Un sitial de distinción correspondió a la doctora Josefina Padilla viuda Sánchez.

Patriota sin miedo y sin dobleces, que en el 1945 y 1946 enarboló los gonfalones de la lucha libertaria. Continuamos con otra prestigiosa dama, una escritora residente en Nueva York. Nos referimos a doña Julia Álvarez. Proseguimos con un reconocimiento al doctor Eduardo Álvarez Perelló, ciudadano de vida acrisolada, en lucha a favor del pueblo dominicano. Parabienes elevamos a favor de dos dignos compatriotas. Dos abogados, enemigos jurados de la opresión. Hablamos de los abogados Agustín Rodríguez Cabral y Joaquín Santana.

Anunciamos al doctor Rafael Alburquerque y Zayas Bazán. Su vera efigie aparece dignamente en el libro “Complot Develado”. Luego citado fue don Luis Domínguez de la Mota. Quien como hombre de mar sabe, que si por la popa arrecia el viento, sin torcer el timón… con rectitud se camina.

Otro caballero, ciudadano amante de la libertad, que fue tomado muy en cuenta, fue don José Alfonso Puig Ortiz, quien jamás podría soportar en las alturas un mandón o en la ergástula un maniatado. Y finalmente la presencia de don Francisco Meraldo García Germán, por su patria dos veces héroe. En el 1947 pisó las arenas ardientes de Cayo Confites. Y en junio de 1959, cruzó el mar y vino a convertirse en “Uno De Los Hombres De La Raza Inmortal”.

Gracias del alma a “La Fundación Testimonio”. Veintiuno fuimos los elegidos para su especial “Cuadro de Miembros De Honor”. Y por último decimos: Que en el libro de los libros. En La Biblia, en el salmo veinte, pidiendo la victoria, reza: “Ellos flaquean y caen. Más nosotros nos levantamos, y estamos de pie”.  

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