La “namponyól”, territorio viable de Haití

La “namponyól”, territorio viable de Haití

ADOLFO MORETA FÉLIZ
“Haití es responsabilidad de la comunidad internacional”, ha sido el discurso desde hace años de núcleos de intelectuales, políticos y empresarios dominicanos. Hablar de la comunidad internacional en el caso haitiano, es referirse a Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Francia. ¿Están esos países cumpliendo su rol con Haití? ¿Es el territorio de la República Dominicana una opción de solución para cumplir con las responsabilidades que les exigen?

Penetrar las gruesas nubes que cubren a Haití y tratar de ver hacia dónde Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Francia y la Iglesia perfilan la “solución” del drama haitiano, es bastante complejo. Pero si analizamos las masivas migraciones “espontáneas” durante el último cuarto de siglo junto con los programas estructurales intrafronterizos, es posible tener una apreciable visión en perspectiva. Y con la próxima apertura de la Cámara Haitiana de Comercio en la República Dominicana (CHCRD), se incorpora otro componente más que incidirá significativamente en el  reordenamiento del país para acondicionarlo “al bienestar de ambos pueblos”.

Haití en estos momentos está intervenido por la Misión de las Naciones para su Estabilización (MINUSTAH). Los jefes militares de la misión dicen que es difícil su pacificación y democratización. Catalizado por la violencia política y la descomposición social. Considerado  una ruina ecológica. Diezmado por el desempleo, la carencia de alimentos, el hambre y la desnutrición. Lleva más de cuatro décadas sin obtener ningún crecimiento económico. A los veintitrés años de la puesta en marcha de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe, y a sólo dos para concluir, siguen ausentes las  inversiones. Calificados técnicos, científicos, políticos, intelectuales, diplomáticos, economistas lo consideran “un país inviable”. De ahí la necesidad de movilizar o expandir sus “bienes y capitales” hacia el Este.

Los principales bienes exportables de Haití se reducen a sólo cuatro. 1) Su laboriosa mano de obra. 2) La pobreza. 3) Fardos de ropas usadas (Pepe´s) y otras prendas que reciben donadas o a muy bajo precio  para que las vendan o truequen por alimentos en la República Dominicana. Al mismo tiempo, sirvan como ruedas migratorias. 4) Las drogas en tránsito hacia otros destinos.

Los ricos de Haití no invierten en el vecino país. La  anarquía institucional y la carencia de mercaderías para comercializar fueron los mayores obstáculos que tuvieron que sortear para ingresar a la Comunidad del Caribe (CARICOM). Cuando lo  lograron, las más importantes perspectivas de negocio que exponía Max Antoine, entonces secretario ejecutivo de la Cámara de Comercio e Industria de Haití (CCHI) era una política comercial de trueque. O sea, planteaban que “podrían fabricar conjuntamente con otros países -o en otros países- productos para ser exportados hacia los Estados Unidos de Norteamérica, y exportar grava y copra desde Haití a cambio de cemento gris, arroz y azúcar”. (Hoy 16.10.1999). Haití ha sido excluido del CARICOM por las mismas razones que dificultaron su ingreso: la ingobernabilidad y las carencias.

¿En cuál país serán producidos los productos haitianos para exportación referidos por Antoine? ¿Quién proveerá los fondos para las inversiones que realizará  la Cámara Haitiana de Comercio en la República Dominicana?  Debemos tener siempre presente que posiblemente más del 95% de la inversión extranjera que llega a la República Dominicana  son capitales angloamericanos a través de terceros países sin importar lo distantes que se encuentren. Con las reglas del nuevo modelo, las mismas facilidades que se les otorgan  a las cámaras de comercio de segundo piso de otros países ya establecidas en Dominicana, deberán ser ofrecidas a la cámara haitiana, no obstante el  impacto diferente que tendrá con respecto a la demás, dada la naturaleza de sus bienes y especies como aporte de capital.

Las provincias de la región Este de la República Dominicana ya tienen dueños. ¿Realizará la Cámara Haitiana de Comercio sus inversiones en las otras regiones del país mediante las facilidades del sistema concesionario “datierra”? ¿En cuáles provincias y bajo cuáles incentivos? Con la reciente modificación de la Ley 28-01 convirtiéndola en 236-05, se abre la válvula de compuerta para significativas inversiones de las transnacionales angloamericanas en las provincias fronterizas dominicanas. Por un lado, cumplirán con lo que les piden algunos dominicanos. Y por el otro, complacen las exigencias de participación y representación comercial de las élites haitiander como parte del paliativo de solución al drama haitiano.

Los objetivos que se plantea la Cámara Haitiana de Comercio en la República Dominicana –según su carta de presentación– son “fomentar el desarrollo”, especialmente aumentar el bienestar y  progreso general de las provincias y jurisdicciones de cada uno de los pueblos… con la participación de los comerciantes, empresarios… las organizaciones de la sociedad civil, las ONGs, dominicanas y haitianas… para una mejor cooperación y coordinación en las estrategias y ejecución de los programas financiados por los organismos internacionales… realizar viajes al exterior para ampliar las relaciones internacionales con instituciones similares, y establecer enlaces comerciales y servicios, creando mercados conjunto de ambos países ante terceros; para la promoción y colocación de los productos, promover la artesanía, oportunidades de negocios… convenios de servicios, convenios de representaciones comerciales… en el ámbito internacional, ya se ha suscrito un convenio bilateral de servicios con representante de varias empresas Norteamericanas, incluyendo la Cámara Hispana de Comercio de los Estados Unidos”. En fin, un país dentro de otro.

¿Por qué no se invierte en Haití y se construye en su territorio una plataforma de progreso y proyección internacional? ¿Por qué usar a la República Dominicana como tierra de nuevos asentamientos y base de su lanzamiento hacia el exterior? Los haitiander son claros y categóricos: “Haití occidental es inviable”. Sólo es viable en “namponyól”. Palabra creol que utilizan para referirse al territorio que ocupa la República Dominicana.

Conforme criterio de los expertos, el Estado haitiano está constituido por caricaturas de instituciones, excepto su excelente Ministerio de Relaciones Exteriores, estructurado sobre la sólida cohesión de la élite intelectual,  empresarial y política con claro criterio de los intereses de las naciones desarrolladas que representan. Y con verdadera conciencia de clase dominante. Mediante una coherente y meticulosa estrategia llevada a cabo durante los últimos cinco lustros auspiciados por las naciones “amigas de Haití” y  facilitadores en este lado de la frontera, han logrado desplazar en un 85% a los dominicanos de las labores agrícolas, de las construcciones,  de las ventas de frutas, de los servicios  ambulatorios de jardinería, plomería, pintura  y de casi todas las actividades que constituyen la economía informal del país. Con la Cámara Haitiana de Comercio empiezan otro tramo en la escalera “para alcanzar cumbres insospechadas en namponyól” en aras de construir un nuevo concepto de nación en la isla sin frontera.

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