La “Reforma”, según Einstein

La “Reforma”, según Einstein

“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

Albert Einstein, científico trascendente del Siglo XX.

Al escribir esta colaboración, la “reforma”seguía en el Congreso la línea de retoques tinturados: modificándose ante reclamos de sectores según fortaleza y compromisos al margen de ponderaciones comprehensivas sobre efectos tributarios en políticas públicas -económicas, sociales e institucionales– y rigiéndose por el monto de las recaudaciones que sus arquitectos suponen lograrían para corregir déficits.

Aquella hermosa consigna presidencial del pacto,  fiscal, definido por la RAE como “concierto …que …convienen …entidades …que se obligan a …observarlo” quedó sepultada al pretenderse atropellar su consecución en una semana de reuniones con el CES, limitándose a lo mismo de siempre del PLDismo: consulta ritual para escuchar y llenar formalidades establecidas en la constitución y leyes (END) evidenciando que el propósito de aquellas lisureras previsiones de concertación constituyeron simulaciones para granjear simpatías políticas. Por eso la “reforma” se redujo a tributaciones, como siempre, obviando gastos susceptibles de ser priorizados para corregir déficits.

El sistema tributario fue nuevamente preservado, retocándose, en lugar de reformarlo estructuralmente.  En lugar de simplificarlo reduciendo o eliminando diferenciaciones estimuladoras de tasas discrecionales y procedimientos diversos, éstas se multiplicaron ahondándose brechas mediante las listas de siempre propensas a discriminaciones y privilegios, corrupción y evasión, informalizadoras de economía y tributación.

Se sobreseyeron repercusiones macroeconómicas y sociales de la tributación en esas listas. El Avtur para aviones turísticos se grava menos que el gasoil para la agropecuaria. Antenas para parábolas siguen pagando menos que hornos para cocinar. El vino y la cerveza recetados por salubristas tributan un 16% más que otros alcoholes; mientras el yogur que aconsejan médicos y nutricionistas pasa a ser gravado cuando la grasa amarilla, despojos de animales y vegetales, tripas artificiales y sintéticas para embutidos siguen exentas como para que PROCONSUMIDOR siga rasgándose sus vestiduras perjudicando a productores y exportadores que lo denuncian.

Se sigue con cambios de reglas para iniciativas empresariales, suspendiendo incentivos instituidos, restando credibilidad a futuros compromisos estatales. 

Siguen desconociéndose principios económicos como la disminución de demanda, compras y ventas, provocada por precios incrementados por mayores impuestos; la mayor evasión que producirán mayores y diferentes tasas; el efecto de menos ventas en la producción y el de ésta en el empleo, constituyéndose espirales reductoras de capacidad de compra y recaudaciones.

Sigue proyectándose ilusiones quiméricas como la imposición a vehículos en función del CO2 emitido sin que  dispongamos de cultura y capacidad para implementarlo y la manipulable “paridad de importación” seguirá rigiendo precios y tributos de combustibles.

Al hacer lo mismo de siempre, los resultados serán los mismos: Las recaudaciones caerán y los déficits  aumentarán.

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