En el Diccionario no aparece entre las muchas acepciones de “cuerda” el coger o darla en el sentido dominicano de pullar, o sea molestar o enardecer a alguien con alguna expresión aguda y picante dicha con prontitud. Y he debido recibir bastante cuerda, aunque inmerecidamente como explicaré, por aparecer en un acto del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo como alegado “representante de la sociedad civil”.

Resulta que el martes pasado asistí a la presentación del libro “Movimientos Migratorios desde y hacia la República Dominicana”, en dos tomos, investigación auspiciada por el Fondo para el Fomento de la Investigación Económica y Social (FIES) del Ministerio de Economía. La obra reúne diez trabajos inéditos realizados por Jaime Aristy Escuder, Isis Duarte, Bridget Wooding y otros investigadores.

La presentación del libro fue parte de la celebración del quinto aniversario de creación del Ministerio de Economía y comenzó con una ponderación del ministro Temístocles Montás sobre las diez investigaciones, que dijo ofrecen un nuevo enfoque de un viejo problema.

Tras otros discursos, se pasó a la entrega simbólica del libro a algunos asistentes, por parte del ministro Montás; Roberto Liz, director del FIES, y el sociólogo Wilfredo Lozano, del Consejo de Directores.

Fui sorprendido con que llamaran mi nombre –fuera del programa- para subir al podio a recibir la obra, y al serme entregados los dos tomos escuché a la maestra de ceremonias anunciar que “el periodista José Báez Guerrero viene en representación de la sociedad civil”. ¡Oh Dios! pensé, ¿y esto?

Según el Banco Mundial: “el término sociedad civil se refiere a una amplia gama de organizaciones no gubernamentales y sin fines de lucro que están presentes en la vida pública, expresan los intereses y valores de sus miembros y de otros, según consideraciones éticas, culturales, políticas, científicas, religiosas o filantrópicas. Por tanto, el término organizaciones de la sociedad civil abarca una gran variedad de instancias: grupos comunitarios, organizaciones no gubernamentales, sindicatos, grupos indígenas, instituciones de caridad, organizaciones religiosas, asociaciones profesionales y fundaciones”.

Como se ve, pues, la sociedad civil abarca mucho más que las tres o cuatro entidades más identificadas por la opinión pública local como tales; cualquier ciudadano cívicamente involucrado podría representarla. Pero comoquiera he debido aguantar bastante cuerda por la travesura de don Temo de denominarme “representante de la sociedad civil”. ¡Las cosas que hay que oír!