La “Resolución Fernández”, un éxito político

La “Resolución Fernández”, un éxito político

Debo confesar que al principio no entendí bien qué se proponía el Presidente Fernández con su campaña internacional urgiendo a que la ONU influyera en las naciones más ricas para regular la especulación financiera con bienes básicos como el petróleo y los alimentos. Creí que se trataba de un resabio “boschista” ante una realidad económica que existe desde antes de los fenicios.

Especular, o sea realizar operaciones comerciales o financieras esperando lograr beneficios basados en las variaciones de los precios, es la raíz del capitalismo. Las  culturas que más han especulado se han enriquecido y contribuido a mejorar el mundo; los fenicios, que especulaban doce siglos antes de Cristo, inventaron el alfabeto.

Pero los fenicios también legaron un conjunto de regulaciones comerciales que fueron adoptadas por casi todas las ciudades-estados de la antigua Canaán y los demás puertos comerciales del Mediterráneo. De modo que la especulación es tan antigua como la sal, pero también la imposición de reglas sobre cómo comerciar.

El presidente Fernández ha obtenido un triunfo diplomático importante al lograr que la Asamblea General de la ONU apruebe su resolución para encarar la excesiva volatilidad de los precios en los mercados de alimentos y en los mercados financieros y de productos básicos conexos.

La propuesta es apenas un primer paso hacia el estudio de cómo contribuir a estabilizar los precios afectados por la especulación, pero toda gran marcha comienza con ese primer paso. Habrá que ver de qué manera los gobiernos pueden imponerse al terriblemente poderoso conjunto de intereses que articula los mercados financieros.

Cualquiera podría cínicamente argüir que la ONU, al adoptar la Resolución Fernández, apenas está enunciando lo que ética y moralmente es correcto, la protección de miles de millones de hambrientos y la salvaguarda de la mayoría de los países más pobres ante la voracidad avasalladora del capitalismo más salvaje.

Pero muchas verdades resultan incómodas ante lo que en cualquier época se tiene como sabiduría convencional. Convenir en que es sabio estudiar cómo mejorar la capacidad de la humanidad para alimentar a todos en el planeta y garantizar la estabilidad para que muchísimas naciones se desarrollen y progresen, es lo que urge la resolución impulsada por el Presidente Fernández.

Este éxito suyo reconfirma la larga visión del Presidente Fernández y nueva vez resalta cómo, por encima de las diatribas de la oposición, es un político fuera de liga.

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