La “revolución sexual” de los niños

La “revolución sexual” de los niños

Tú  tienes derecho a disfrutar del sexo sin ningún temor y sin tomar en cuenta tu estado civil. Tu derecho sexual es un derecho humano” (Mensaje de PROFAMILIA). A partir de la Convención de 1989, casi la totalidad de los países han ido consagrando medidas especiales para la protección de los niños, a nivel legislativo e incluso derechos constitucionales. Entre los Derechos del niño destacan: A la vida, salud, a la educación elemental gratuita y obligatoria; descanso, creatividad y actividades recreativas;  a una familia, un nombre y una nacionalidad; libertad de expresión, pensamiento, conciencia y religión. De protección durante guerras, contra descuido o negligencia, trabajo infantil y explotación económica o abuso sexual, y a no ser discriminados por sexo, credo, etnia o ideología. (Wikipedia).

El mensaje de PROFAMILIA no deja claro a qué niños, de qué edad, ni a qué tipos de sexo o actividades sexuales se refieren. Tampoco sobre las consecuencias ni los límites dentro de los cuales el sexo sería correcto, lo cual puede resultar peligroso. Tienen, pues, derecho las iglesias y otros defensores de los niños,  a examinar los criterios, contenidos  y formas de los mensajes, y demandar una comunicación respetuosa, clara y precisa, que no confunda  a los niños, ni los induzca a error.

Es necesario precisar: Quiénes son “los niños”, de cuál edad o condición;  quiénes los representan en estos foros, ante la ley y el Estado; de dónde proceden los derechos de los niños, en particular lo de tener y disfrutar el sexo; de cuáles formas, y con quiénes; cuál es la legitimidad de la representación que de los niños tienen las posiblemente cientos de entidades y personas, a sueldo o gratuitas,  que tienen los niños del  planeta.  Representación que del único lugar que pueden venir es de los Estados que los han suscrito, a nombre de sus ciudadanos. Lo cual nos conduce a la noción de que el dueño y representante de los niños es, en definitiva, el Estado. Por tanto, los derechos sexuales de los niños no provienen de una toma de conciencia por parte de ellos, y menos, de una revolución sexual de los infantes. Sino de la cosmovisión liberal del socialismo clásico  y del capitalismo postmoderno, que anulan todo concepto de Dios como hacedor y tutor de la humanidad. Lamentablemente tampoco Dios se ha hecho representar por iglesia alguna, y menos por iglesias particulares que no se ponen de acuerdo entre sí,  con representantes tan carnales y superficiales, que ni consigo mismos se ponen de acuerdo. Según la visión teísta, aunque la tutela pertenece a los padres, y a la comunidad, niños y adultos pertenecen a Dios.

La presente discusión sobre niños y sexo  no debe imitar la vocinglería política, ni basarse en la abundancia de saliva. Los que aman a los niños, a sueldo o de gratis, respeten las posiciones de los otros, procurando la mejor forma de comunicarse con los niños. Para no derrotar los buenos propósitos de ambas partes,  ni aumentar la confusión de todos.

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