Una de las páginas más oscuras de la historia de la República Dominicana se escribió entre 1957 y 1961 en un lugar que, para ese entonces se consideraba apartado del centro de la capital, ornamentado con pastos y arbustos, y hasta un arroyo corría por sus laderas, donde sus escasos habitantes, a golpe de chapuzón, mitigaban el sofocante calor de esta media isla.
Justo en la calle 40, de este a oeste, en un pequeño llano con declives que terminaba en barrancos estaba enclavada una gran casona pintada de rosado, que tenía en la puerta de entrada un letrero en letras cursivas que decía “Rancho Jacqueline” que hacía referencia al nombre de la hija del primer propietario y constructor de la casa, ubicada en la calle 40 de lo que hoy es Cristo Rey, considerado uno de los barrios más poblado del Distrito Nacional.
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De acuerdo con la historia, su propietario, el coronel Luis Ney Lluberes, había lotificado unos terrenos que eran colindantes y los vendía como solares. Más tarde, el coronel Lluberes negoció la residencia con el general Juan Tomas Díaz, quien le hizo nuevos arreglos y residió en ella durante varios años; posteriormente, la traspasó a un tercero y este a su vez la vendió al gobierno del tirano Rafael Leónidas Trujillo, quien autorizó la instalación de la tenebrosa cárcel clandestina en 1957, bajo el control del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), que era denominada como La 40.
“Los centros de detenciones clandestinos operan fuera de la legalidad y el Estado de derecho, donde se torturan y asesinan opositores a los regímenes dictatoriales. Los detenidos en estos centros son considerados secuestrados por el Estado de acuerdo a la legislación internacional”, señala.
Manifestó también que el gobierno la adaptó construyendo celdas, una habitación para la silla eléctrica y la base de una torre de antena, era conocida como el coliseo donde se daban las golpizas y sometían a los secuestrados al ataque de perros.
De acuerdo con la señora Luisa De Peña Díaz fueron cientos los héroes que perdieron la vida en este lugar. “En el libro el Complot Develado están registrados los nombres de los torturados que pertenecían al Movimiento Revolucionario 14 de Junio. Precisamente una de las razones por la cual solicitamos una Comisión de la Verdad es para poder establecer que pasó y a quienes les pasó”.
La 40 centro de tortura
El Museo Memorial de la Resistencia Dominicana (MMRD) tiene una sala temática denominada “La 40 el centro de tortura de la dictadura”, la misma se encuentra separada porque, según su directora, los visitantes van si quieren.
“No te vamos a obligar a ver una réplica de una silla eléctrica o de instrumento de tortura, aunque tenemos la silla original no está en exposición porque cuando nos la dieron yo invité a un grupo de personas que fueron torturados para autentificarla y tuve unas reacciones tan dramáticas que uno de ellos presentó una crisis y tuvimos que llevarlo a emergencia, entonces decidimos que esa silla no se exhibiría mientras uno de los sobrevivientes tuviera vivo porque hay que tener sensibilidad y respeto. Se puede educar sin llegar al punto máximo del horror de la tiranía”.
30 de mayo 1961
La directora general del MMRD considera que “la conspiración del 30 de mayo” es el episodio más importante en la historia contemporánea dominicana porque cambia el curso del país, es decir hay un antes y un después del 30 de mayo. “El dominicano es aguerrido y libertador. La primera guerrilla que se da en América es aquí con la rebelión de Enriquillo, entonces esa puerta a pesar de que han intentado de cerrarla no lo logran, al día de hoy lo vemos, el dominicano defiende su libertad con las herramientas que puede, el 30 de mayo de 1961 es el episodio más importante en la historia contemporánea dominicana
“Nunca más”
Luisa De Peña afirma que las sociedades que han sufrido periodos de regímenes que aplican el terrorismo de Estado como política de gobierno quedan con heridas profundas que necesitan ser abordadas y reparadas, es la única manera de superar el trauma colectivo e iniciar la reconstrucción de la sociedad en base a principios y derechos. “En nuestro país nos saltamos ese paso y reconstruimos sobre la base de la impunidad, es por esa razón que nuestros problemas sociales se potenciaron frente a la ausencia de un régimen de consecuencias”.
Alza su voz para construir un futuro donde prime la justicia social, y los derechos sean la norma que necesitamos conocer nuestro pasado. “Invitamos a todos los dominicanos y dominicanas a visitar el Museo de la Resistencia para que nunca más se repita en nuestro país un régimen que cubra de sangre y lágrimas al pueblo dominicano”, sostiene.