Quizás este finde, por aquello de las lluvias de Bret (¡a prepararse!), sea imposible aventurarse por las calles de Cristo Rey para descubrir lo que los adeptos del régimen llamaban “el Templo de la Verdad” pero para todos los demás fue “La casa de tortura” o, lo que es igual, la cárcel secreta de “La 40”.
Famosísima porque sus paredes fueron testigos del horror, el asesinato cruel y la violación de todos los derechos de quienes pasaron por allí o murieron en ese lugar, “La 40” representa la cara más fidedigna de lo que fue la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, ese “generalísimo” que tanto daño le hizo a esta sociedad.
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Hoy, cuando su nieto Luis José Ramfis Rafael Domínguez Trujillo (“cariñosamente” Ramfis Trujillo) exhibe con orgullo su Partido Esperanza Democrática (PED), es muy oportuno que se recuerde la nefasta dictadura. Recordar, cuando estamos frente al nieto/hijo/sobrino de personas muy funestas, es más que oportuno cuando él mismo confiesa ser de #manodura.
Que la Junta Central Electoral haya aprobado su partido, si cumplió los requisitos, está bien. Queda en nosotros no permitir el neotrujillismo. Con la sangre que costó matar al chivo, no puede volver a vivir.