Hace tiempo que actuamos como cómplices de los corruptos que se enriquecen con los bienes del erario.
Durante el Gobierno de mi amigo Salvador Jorge Blanco se puso de moda, con ánimos de malsana crítica, la frase: “en El Cibao, a todo el que roba le dicen ladrón”. No es solo en El Cibao, en todo el país a todo al que roba le decimos ladrón, pero, hay ladrones y ladrones.
Nuestro país no es diferente, tiene esa regla inaceptable mediante la cual, los grandes ladrones son tratados con cortesía, si encarcelados, en suites como las de Pablo Escobar y hasta con pleitesía; los pequeños cacos, en cambio, son torturados, golpeados, vilipendiados, esclavizados, el ejemplo es, ante esa situación, si va a robar robe mucho, conviértase en un gran ladrón, que será reconocido como un señor y al final, saldrá rico y respetado.
No hay modo más simple y práctico de determinar el cambio violento de situación económica que el estilo de vida. De andar a pie, o en desvencijadas guagüitas voladoras, a desplazarse en automóviles de lujo de último modelo, de usar zapatos y ropas comprados en la reguera de la calle París con Duarte, a vestir de marca, calzados importados y comer en restaurantes de lujo, lejos del comedero de Johnny Cakes de Ludovino, hay un gran embolsillarse dineros mal habidos.
Si embargo, la realidad nos golpea el rostro y nos provoca ira y pensamientos negativos ¿cómo es posible que sepamos que son ladrones y continuemos saludándolos, tratándolos como personas decentes?
Quizá por eso el agudo periodista Rafael Herrera Cabral escribía que, en nuestro país, todos somos corruptos. No lo somos por comisión, pero nuestra conducta de aceptar los corruptos como gente buena, nos hace cómplices por omisión.
Si propongo que hagamos el fo a los corruptos conocidos y los por conocer, que no los saludemos que no mantengamos relaciones de amistad ni de negocios con ellos, pienso que el fo me lo harán a mí, pero no importa.
¿Acaso es correcto que un ministro mantenga nominillas por millones de pesos, con el consentimiento de la Presidencia de la República, de la Contraloría General de la Nación, de la Dirección de Presupuesto y la Cámara de Cuentas?
El caos solo beneficia a los titiriteros quienes lavan sus manos como Pilatos y el Gobierno siguiente o se hace el chivo loco o castiga como se debe a los malos dominicanos que roban al erario
¿Y qué decir de quienes crean esas nominillas? El pueblo sentencia, quien reparte y reparte, de queda con la mayor parte.