La actual colección de Bellas Artes

La actual colección de Bellas Artes

Una colección cumple la función de salvaguardar obras que pertenecen a la historia del arte, y también de revelar testimonios de la creación actual, dignos de perdurar.

A una colección se le reconoce igualmente una función, muy importante, de servicio público cultural, de educación y disfrute general. El Palacio de Bellas Artes tiene una colección que prácticamente no se conoce, a pesar de que alcanza cerca de 200 obras, casi todas pinturas.

De la colección inicial – mayormente extranjera -, que correspondía a la inauguración del Palacio de Bellas Artes en 1956, la inmensa mayoría ha desaparecido en el “vaivén” del tiempo, sin esperanzas de volverlas a ver…

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De real importancia y valor, quedan el sobresaliente retrato al óleo de Rafael Díaz Niese, primer director general de Bellas Artes, por George Hausdorf, y dos murales culturales, obras maestras, míticas y mitológicas, de José Vela Zanetti: ¡estos, salvo expertos en la materia, desconocidos en nuestro país, no hubieran podido despegarse de la pared!

Agregaremos, como pinturas de gran tamaño, las copias –hechas en España- de las dos “Majas” de Goya, “Desnuda” y “Vestida”, colocadas en la entrada del auditorio.

Ahora bien, hay que mencionar, con énfasis, un magnífico mural de “Las Bellas Artes”, realizado en 1969 por José Ramírez Conde, estudiante estelar y colaborador de Jaime Colson, a quien él dedicó esa pintura portentosa como un homenaje – la firma lo señala-. Es que, provisionalmente, la Escuela Nacional de Bellas Artes funcionó en el Palacio. Hoy, esta obra, cumbre e historia, “preside“ el salón de conferencias.

Colección nueva

Los premios otorgados en las Bienales- cuando se celebraban en la Galería Nacional de Bellas Artes-, y varios obsequios –de maestros cimeros-, se trasladaron a la recién construida Galería de Arte Moderno (“decretada” museo en 1992) en 1975, la cual se convirtió en el recinto patrimonial del arte dominicano.

El Palacio de Bellas Artes se iba a quedar huérfano de obras de arte, con la excepción de algunos cuadros donados por artistas a raíz de contadas exposiciones individuales, disímiles en calidad y tendencias.

Cuando se restauró el monumento, sede parcial de la enseñanza y actividades artísticas, una adquisición cuantiosa constituyó una nueva colección. Claro, no se pensó en una verdadera colección permanente de museo, ni en obras destinadas a exposiciones temporales, sino un conjunto pictórico, que el personal disfrutaría en las diferentes oficinas y salas.

El objetivo ornamental explica que sean pinturas, perteneciendo a los géneros tradicionales, predominando paisajes y bodegones. Tampoco faltan los retratos, pero son imaginarios –o anónimos-, y, a veces, animan escenas de grupo.

Las obras abstractas están en minoría, y la figuración, “avasalladora”, despliega una pertenencia al realismo, de matices plurales, y al expresionismo moderado. Buen dibujo subyacente, gamas de colores –vibrantes o adrede apagados-, incidencia de la luz tropical, se imponen. La técnica es generalmente incuestionable, el acrílico preferido al óleo, con texturas y pinceladas generosas. ¡Es evidente que las observaciones variarían al mirar cada obra!

Resulta imposible dar los nombres de cada artista representado. Son en su mayoría magistrales, e infortunadamente muchos han fallecido, como Cándido Bidó, Ramón Oviedo, Guillo Pérez, Jorge Severino, Marianela Jiménez, Aquiles Azar, Ureña Rib, Nidia Serra, Rosa Tavárez, Mariano Eckert. Ahora bien, otros maestros, como Ada Balcácer, Elsa Núñez, Antonio Guadalupe, Alberto Bass, Yuli Monción, Enriquillo Rodríguez, están en plena actividad. Debemos recalcar que esa enumeración dista mucho de ser completa…

Adquisiciones recientes

En los últimos años la Galería Nacional de Bellas Artes ha celebrado numerosas exposiciones, individuales principalmente, y los artistas generosos –aunque no todos – han hecho la donación de una obra, de excelente nivel, sin que todavía ellos hayan alcanzado el estatus de maestros…

Es otra faceta, con sus propias características, que amerita observación y revisión, agradecimiento y estímulo, para que la colección del Palacio de Bellas Artes se enriquezca, más allá del gran arte moderno y consagrado, con pinturas, dibujos, esculturas, grabados, fotografías, cuales testimonios de la creación contemporánea y de talentos nuevísimos.\