La ADCA: décadas de existencia, y siempre renaciendo

La ADCA:  décadas de existencia, y siempre renaciendo

Marianne de Tolentino

A finales del 2016, la Asociación Dominicana de Críticos de Arte o ADCA, como la conocen por sus siglas, cumple treinta y cinco años, edad de la plenitud. Fue fundada en 1981, en el sótano de la Galería de Arte Moderno –todavía no se llamaba museo–, con seis miembros solamente, pero todos personalidades reconocidas, empezando por Pedro Mir y Silvano Lora. Recientemente, la agrupación eligió a una nueva directiva, un buen momento para reafirmar funciones, responsabilidades y metas. Pronto integrada y admitida como sección de la AICA o Asociación Internacional de Criticos de Arte, la ADCA se distinguió allí, desde sus primeras actuaciones. Probablemente, ninguna otra asociación de críticos ha contribuido tanto a la integración profesional de los críticos de arte en una perspectiva geográfica cercana. Nuestra representación desempeñó un papel fundamental para que se constituyese la asociación de críticos en Haití, militó por una asociación independiente para Puerto Rico, y consiguió ambos resultados. Luego, logró que se estableciese otra asociación vecina, la del Caribe Sur, que agrupa dinámicamente a varias islas.

Los tiempos han cambiado… Ya no hay que luchar por instituciones colegiadas hermanas, sino por posiciones individuales de prestigio en el contexto de la AICA. Ahora bien, se plantea otro “challenge”, a mucha mayor escala: obtener que se celebre la Asamblea y Congreso anual, una convocatoria mundial en República Dominicana. Si Cuba, propuesta como sede inmediata, no pudiera asumir ese reto, Santo Domingo constituiría una opción para los años venideros.

Convendría ciertamente al arte dominicano que críticos transcontinentales importantes comprueben “in situ” su historia y su desarrollo… Tal vez esos expertos de la curaduría pensarían en incluir a nuestros artistas en acontecimientos colectivos de la plástica, donde siempre se está buscando sus nombres…

Responsabilidades nacionales. Un paso esencial fue para la Asociación Dominicana su incorporación legal. Obtener en el país la personalidad jurídica le confirió fortaleza grupal: sus miembros acogieron ese estatus con júbilo –así lo muestra la fotografía que ilustra este texto –, y el doctor Judet Hasbún, que felizmente ha vuelto a Santo Domingo, fue el gran artífice de esa promoción.

Desde ese momento en adelante, la ADCA tenía responsabilidades institucionales, y sus estatutos, necesariamente inspirados en aquellos de la entidad internacional, se pronunciaron claramente: “Promover la crítica de arte como disciplina y contribuir a su metodología; proteger los intereses morales y profesionales de los críticos de arte y cooperar defendiendo los derechos de sus miembros; asegurar un enlace permanente entre sus miembros, alentando los encuentros nacionales e internacionales; facilitar el intercambio de información a nivel nacional e internacional en el campo de las artes visuales; contribuir al acercamiento y al conocimiento recíproco de las culturas”.

Algunas de estas metas y responsabilidades han sido cumplidas parcialmente, pero muchísimo queda por hacer y mejorar, como la carencia de medios de subsistencia y ciertamente la escasez de medios de expresión, y –en el orden humano – estrechar relaciones amistosas entre los mismos miembros de la ADCA.

Hoy en día, la actividad mayor de la Asociación es el otorgamiento de los siempre discutidos Premios de la Crítica, atribuidos a personalidades y manifestaciones artísticas sobresalientes. Otro avance ha sido la presencia de un crítico representante para decisiones y organización de los eventos artísticos relevantes –así bienales y Premio Nacional de Artes Plásticas–, que, con voz y voto, asegura una participación gremial y profesional.

En cuanto a la difusión y orientación, pese a los intentados “Diálogos con la crítica”, solamente la Escuela de Crítica de Arte de la UASD celebra un gran evento público anual, las Jornadas de la Crítica. No obstante, hace falta una mayor y mejor presencia e incidencia de la ADCA para que progresen –si no prosperen– requisitos y recursos, oportunidades y condiciones, concernientes al arte, los artistas y los críticos…

El nuevo presidente de la Asociación Dominicana de Críticos de Arte, el arquitecto Gamal Michelén, tiene por delante una ingente tarea. Él posee entusiasmo, capacidad y fe, imprescindibles en esta misión crítica…

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