Mariel Arias, de 33 años de edad, fue violada sexualmente y maltratada por una persona allegada a la familia cuando apenas era una niña. Ese episodio, que le marcó la vida para siempre, volvía a su mente cada cierto tiempo de manera agobiante. Tratando de huir de ese fantasma e inducida por su pareja sentimental, cayó en el vicio de las drogas.
Su deseo por recuperarse e insertarse a la sociedad la ha llevado a ingresar por tercera ocasión a una comunidad terapéutica.
Esta joven es parte de las 35 mujeres que se encuentran en proceso de recuperación en el Hogar Crea Dominicano femenino Keyla Martínez, ubicado en Santo Domingo. Como este centro existen otros dos: uno en Santiago y uno en la provincia de Santo Domingo.
La Esquina Joven conversó con algunas de estas jóvenes, quienes contaron conmovedores testimonios sobre su adicción y su esfuerzo por superar esa enfermedad.
Mariel Arias narró que en estos cinco meses que tiene en el centro ha sufrido grandes transformaciones emocionales que le han ayudado a mejorar su autoestima y a romper ese cuadro negativo que la mantenía sucumbida en la depresión y el vicio.
Había estado en dos ocasiones anteriores bajo terapia, pero abandonó el programa. En esta ocasión está decidida a concluirlo y superar el problema de la drogadicción.
Se puede cambiar, pero lo primero es hacer conciencia y asumir de manera interna que tenemos el deseo y el interés de cambiar, precisó. Recordó que hace alrededor de dos años trabajaba en un centro de llamadas (call center) y que los ingresos los utilizaba para satisfacer el vicio.
Hoy día, más restablecida, habla con entusiasmo de un proyecto denominado Educando Mentes, mediante el que pretende que se lleve más educación y conciencia a las personas sobre el uso y abuso de las drogas y el maltrato a la mujer, para evitar que otras chicas repitan su cuadro.
Decepción. Otra joven que contó su experiencia fue Jenny Marte, de 29 años, quien habló sobre su inclusión en la adicción al alcohol y la cocaína.
Cuando tenía 14 años, una vecina, en medio de una discusión, dijo que yo era adoptada, que la que yo creía que era mi familia desde que tenía uso de razón, realmente, no lo era. Eso fue desastroso para mí, dijo. Al cabo de un tiempo y para despejar las dudas que había creado en ella lo expresado por la vecina, su madre, que se encontraba en Italia, la mandó a buscar y estando allí conoció un colombiano que para alejarla alegadamente de la tristeza que le arropaba le ofreció la sustancia.
Con el transcurrir de los años y a medida que fue avanzando el problema, me torné una persona súper agresiva, golpeaba constantemente a mi pareja sentimental, un ciudadano portugués, razón por la que me obligaron a venir para Santo Domingo, de lo contrario, me llevarían ante la justicia por agresión, dijo.
Agregó que fruto de esa relación tiene una niña de seis años de edad. Ya estando en el país, se relacionó con otro hombre, al que le cogía hasta RD$10,000 para irse de rumba con sus amigas. Duraba varios días desaparecida ante la preocupación de mis familiares que temían que me pasara lo peor, recordó con tristeza. Lleva dos años en el centro y dice que no se irá hasta sentirse segura de que está apta para reinsertarse a la sociedad. Expresa que está muy arrepentida de todo lo sucedido.
Tocando Fondo. La historia de Miosotis Fabián, de 32 años, es aún más deprimente. Comenzó a consumir cocaína a los 15 años, inducida por una amiga que trató de consolarla con esta alternativa ante las depresiones que sufría como consecuencia de las constantes golpizas que le propinaba su pareja. Aún en este cuadro de agresión, la joven pareja que residía en el sector de Maquiteria, en Santo Domingo Este, procreó tres vástagos que tienen 17, 14 y 12 años de edad. Los menores están con su abuela paterna, según expresó.
Pero como dice el refrán popular, el que a hierro mata, a hierro muere. La joven quedó viuda, cuando su marido fue arrollado por un camión. Sin embargo, no se dio por vencida y hace unos 11 años trató de iniciar una nueva relación con otra pareja, sumida, igual que ella, en el mundo de las drogas. La situación fue peor; se prostituyó para conseguir dinero y satisfacer sus necesidades.
Con este hombre, que también la golpeaba, procreó 4 niños que ahora tienen 9, 7, 3 y 2 años de edad. Llegó a tocar fondo, estuvo interna en tres ocasiones en el hospital siquiátrico, hasta que fue ingresada al centro terapéutico, donde ha experimentado gran mejoría.
Indiscutiblemente, perdí a mi familia y a mis hijos, aunque espero que no sea de manera definitiva, porque estoy llevando mi tratamiento y espero recuperarme, manifestó entre lágrimas la joven. Otras muchachas contaron también sus vivencias. De acuerdo a los testimonios, la mayoría cayó en vicio motivada por sus parejas sentimentales.
Inserción laboral. En su intervención en el conversatorio, el director del Hogares Crea, Leopoldo Díaz, dijo que para facilitar la inserción de las personas reeducadas en el mercado laboral, ha solicitado en dos ocasiones al director del Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep), Idionis Pérez, facilitar becas a los egresados de esta institución, a fin de que aprendan un oficio y puedan ganarse el sustento de ellos y sus familiares, pero que no ha recibido respuesta.
Diagnóstico. Baja autoestima, pobreza, problemas sicológicos, desorganización familiar, conducta adictiva entre familiares y desempleo son algunos de los factores causales de la adicción a las drogas en la juventud, afirmó Díaz. Ante esta situación, dijo, se hace necesaria la creación de programas preventivos integrales en los barrios, la detección temprana de conductas preadictivas en las escuelas y colegios mediante la aplicación de terapias grupales y la formación de profesionales en el área.
Las claves
1. Tratamiento
Unos 1,600 adictos, incluyendo niños, reciben tratamiento en las 43 residencias, diseminadas en todo el país. El presupuesto de este año es de RD$162 millones, de los cuales el Gobierno aporta el 20%.
2. Labor titánica
Esta institución, dirigida por Leopoldo Díaz, cumplió el 15 de febrero su 37 aniversario.
Las frases
Miosotis Fabián
Por las condiciones en que me encontraba, no sabía ni siquiera dónde estaban mis hijos más pequeños y aquí me ayudaron a encontrarlos. Están en un centro de Conani.
Jenny Marte
Producto de esta situación, mi familia se siente muy disgustada conmigo, pero yo estoy haciendo un esfuerzo por cambiar. Estoy segura de que lo haré por mi hija.
Katy Mercedes
Trabajaba en un hotel de una zona turística del país, en el área de animación, y un día me ofrecieron droga para que pudiera soportar la rutina de trabajo, que era muy fuerte.