La Administración Tributaria debe ser tema de discusión

La Administración Tributaria debe ser tema de discusión

El debate sobre el Pacto Fiscal casi siempre se refiere a la estructura tributaria y pocas referencias hay sobre la administración de los impuestos. En la condición de contribuyente es difícil referirse a una Administración Tributaria que funciona con una amplia discrecionalidad, que interpreta las leyes tributarias sin el contra peso de jueces suficientemente formados en la materia tributaria y que un medio de alto nivel de incumplimiento puede hacer su trabajo con particular eficiencia en un conjunto unitario de contribuyentes. Entonces todo se reduce a hablar de los tributos, pero no está demás pensar en la Administración Tributaria e incluirla como tema en las discusiones de un Pacto Fiscal.
En la Administración Tributaria se han hecho cambios relevantes. En los órganos que se encargaban de la aplicación de los tributos nacionales internos se hicieron cambios que empezaron por la creación de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) y se pasó de la estructura arcaica de los órganos de la Administración distribuidos por impuestos a un una estructura única con departamentos y gerencias distribuidas por funciones.
La DGII avanzó obteniendo autonomía técnica y administrativa. También se hicieron cambios importantes en el espacio físico de la institución para mejorar las áreas de trabajo, se establecieron normas a los fines de que Administración disponga de recursos para remunerar a sus empleados y se creó un ambiente en el que los empleados se sentían integrados y parte de un propósito, hacer cumplir las leyes tributarias. También se hicieron esfuerzos para facilitar el cumplimiento tributario y se creó la oficina virtual.
Los avances de la DGII se han mantenido con los cambios en la Dirección y en algunos casos se han mejorado, pero en los últimos años no se puede decir que esta institución ha estado en sus mejores momentos. En una administración esencialmente no se manejan recursos financieros ni se distribuyen espacios físicos mejorados, sino que se gestionan recursos humanos, y una administración no puede en modo alguno ser excluyente y manejarse con el criterio de nosotros los que sabemos y ustedes lo que ignoran. El compromiso con una gestión lo marca la reciprocidad no se puede pedir más de los empleados mientras se maltratan sirviendo para movilidad la capacidad para siempre estar de acuerdo con el jefe hasta en los errores, sin advertirlo, para complacer su suficiencia e infalibilidad.
Lo que ha sido difícil de cambiar en muchas áreas de las Administración Tributaria es la mentalidad autoritaria, que en el trato a los contribuyentes debe eliminarse a los fines de facilitar el cumplimiento a través de la expedición administrativa sin juicio de valor sobre su nivel de cumplimiento de los sujetos pasivos, que en el caso de no cumplir sólo se debe recurrir a los procedimientos de inspección y fiscalización hasta hacer la determinación de la obligación tributaria de acuerdo con la ley. Todo esto puede ser complejo para la Administración tributaria, pero debe ser simple para los contribuyentes y la normativa administrativa debe procurar facilitar el cumplimiento tributario sin pretender resolver problemas de vacíos sustantivos en la legislación y sin cargas de obligaciones formales sobre los contribuyentes de tal forma que se eleven los costos del cumplimiento.
Toda discusión sobre los tributos debe incluir el papel de la Administración Tributaria, considerando la opinión de los contribuyentes, lo que se puede hacer a través de encuestas y foros abiertos donde se discuta el papel de la administración y se evalúen sus resultados. El profesor Carl Shoup, en la primera Asamblea General de Administradores Tributarios, 1967, decía: “…una administración fiscal mejorada aumenta las soluciones disponible de los formuladores de la política. Y si la elección se hace sabiamente aumenta las posibilidades de alcanzar los objetivos sociales y económicos de la sociedad.”.

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