Transparentando con publicaciones en espacios pagados las severas cuentas sin cobrar a clientes de altos consumos y reconocida rentabilidad en el área servida por la Empresa Distribuidora de Electricidad, EDEESTE, se pasa a percibir que los mayores «excavadores» del hoyo fiscal que el Estado tiene que llenar con enormes subsidios a costa de los contribuyentes son entes registrados y medidos con toda formalidad. La masa pobre, con pobres de solemnidad incluidos, que incurre en incumplimientos y conexiones ilegales en suburbios y periferias urbanas tiene su parte en el fracaso en las gestiones de intermediación energética pero como como causa de una marginación poblacional no resuelta que obliga a la asistencia social.
Puede leer: El verbo depredar crece en aplicaciones más allá de la frontera
Otra cosa es el usufructo del fluido para generar ingresos y conservar vigencia mercadológica con lesivas reticencias a pagarlo incurriendo en moras que llevan al desastre a servicios de primerísima necesidad. Una auditoría independiente debería profundizar en busca de los factores ocultos que han generado una merma de recaudos de histórica acumulación en la que podrían aparecer tráficos de influencia de peso político y económico que en el pasado habrían restado rigor a cobros y generarían exenciones privilegiadas de pagos. El interés nacional no siempre ha estado presente para que todo el mundo pague la luz a tiempo. En lo adelante, las Edes deben destacarse por máximos empeños por lograr eficiencia total. Descúbranse también infinitas deudas por agua potable.