La ADP, el 4% y la reforma

La ADP, el 4% y la reforma

A partir de enero del 2013, el presupuesto del Ministerio de Educación será de 117 mil, 188 millones de pesos; suma ésta equivalente al tan anhelado 4% de nuestro producto interno bruto. En términos absolutos, dicha inversión supera con creces las de los gobiernos anteriores.

Esa proporción del Gasto Público destinado a elevar la calidad de nuestro sistema de instrucción pública debe manifestarse en los montos totales asignados y en lo referente a su distribución por áreas y modalidades. Debe emplearse en la construcción y reparación de miles de aulas; en la adquisición y adaptación de nuevas tecnologías; en llevar a cabo una campaña de alfabetización como la anunciada; en ampliar el calendario escolar, en elevar la cobertura  de los niveles iniciales, básico y medio, en formar y capacitar cientos de maestros, y en mejorar las condiciones de trabajo  de los servidores de ese sector. Al efecto, ya han sido formulados planes decenales y decenas de proyectos. 

Las deficiencias en la formación, capacitación y actualización de maestros figuran entre los problemas que más afectan al Sistema Dominicano de Instrucción Pública. Sin docentes bien formados no podemos avanzar. Debemos tener muy en cuenta el hecho de que la reforma de la escuela no ocurre en los despachos de los altos funcionarios ni en las oficinas de los expertos; la misma sólo tiene lugar en las aulas de clases, en las bibliotecas y en los laboratorios, inspirada y conducida por maestros. Por ello,  es absolutamente necesario continuar fortaleciendo los planes y programas de formación y capacitación de docentes  a la par con elevar su nivel de vida y de proporcionarles a éstos beneficios marginales como viviendas, seguros médicos, etc. 

Es tiempo de campaña para elegir los nuevos directivos de la ADP. La participación de dirigentes de partidos políticos oficialistas y de oposición en ese trajín no deja de preocuparnos. Los que no entienden que los maestros no somos obreros y que las autoridades del Ministerio de Educación no son patronos, no tardarán  en airar sus demandas de aumentos desproporcionados de sueldos, y de exigir la solución de problemas no contemplados en los planes y proyectos ya elaborados.

Si los dirigentes magisteriales no participan activamente en los procesos de reforma, si no privilegian la vía del diálogo; si recurren a los paros injustificados y si a menudo dejan de impartir clase  pretextando asistir a reuniones de carácter político o gremial, la inversión del 4% del PBI en educación no será suficiente, el deterioro de la instrucción pública continuará, y nadie volverá  a creer en sus bondades. 

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