La ADP en campaña.- La ADP, que en estos días ha estado muy proactiva en sus críticas al gobierno, volvió a la carga al exigirle que incluya en el Presupuesto Nacional del 2026 la asignación del 4% del PIB para la educación preuniversitaria, pues según el gremio ese recurrente incumplimiento es el responsable de la falta de aulas y personal docente y administrativo en las escuelas del país. El presidente del gremio, Eduardo Hidalgo, se quejó de que el proyecto enviado al Congreso Nacional solo consigna el 3.8%, y advirtió que los maestros se mantendrán vigilantes frente a esa violación de la ley, recordando que la ADP ha dejado constancia de esa “grave situación” en sus informes sobre el sistema de enseñanza público.
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Y qué bueno que así sea, que como gremio se declare comprometido, a través de su presidente, con el buen desempeño del sistema y, sobre todo, con sus resultados, para lo cual resulta indispensable, desde luego, que los recursos se inviertan de manera oportuna donde son necesarios. Es por eso que se agradecen las preocupaciones del profesor Hidalgo, pues apuntan hacia un interés común: mejorar la educación pública. Pero estamos hablando del mismo sindicato que desde el pasado 10 de septiembre dispuso una reducción de dos horas de docencia en alrededor de 80 escuelas en Santo Domingo Este, dejando a miles de estudiantes fuera de la tanda extendida porque a los maestros se les antojó protestar de esa manera por la falta de conserjes y recursos tecnológicos. Nada nuevo bajo el sol, en realidad, porque ya estamos acostumbrados a ese comportamiento. Fue por eso que cuando leí las declaraciones de Hidalgo, quien al igual que su partido, el PLD, está en campaña y no le saca el guante al Gobierno, me pregunté porqué hay tanta distancia entre sus palabras, denuncias y posiciones públicas, y los hechos que protagonizan los miembros del gremio, con los que nos muestran su desprecio absoluto por la aspiración nacional de tener una educación pública de calidad. Ayúdeme con eso, profesor.