La ADP y el Pacto por la Educación

La ADP y el Pacto por la Educación

El Plan Decenal de Educación 1993-2003, una iniciativa surgida en conversaciones informales entre maestros, gestores y miembros de la sociedad civil, resultó ser el más exitoso de todos los  intentos por  reformar el Sistema de Instrucción Pública que aquí ocurrieron  desde la llegada al país del insigne maestro y patriota puertorriqueño Eugenio María de Hostos, a finales del siglo XIX, hasta nuestros días.

En la búsqueda de políticas educacionales más efectivas que trajo consigo el Plan Decenal, se logró instaurar el nivel de educación inicial y  ampliar significativamente la cobertura y permanencia en la educación básica y media;  se introdujeron significativas transformaciones en el currículum; se implementaron proyectos de formación y capacitación de maestros en servicio, y se mejoraron las condiciones de trabajo de éstos; se construyeron y repararon cientos de aulas, y se adquirieron nuevos equipos e instrumentos de enseñanza aprendizaje; se actualizó la legislación, mediante la promulgación de una nueva ley de educación en reemplazo del edicto que regía aquí desde los tiempos de Trujillo; se logró una participación más activa de las comunidades en la gestión escolar. También, se establecieron varios procesos simultáneos de consulta con los cuales se logró un alto nivel de participación de todas las instituciones y personas interesadas en transformar y elevar la calidad de los servicios de educación.

Por lo expresado más arriba, el Plan Decenal 1993-2003 constituye nuestro único referente válido, a propósito del Pacto por la Educación formulado y presentado al país por el gobierno del presidente Danilo Medina. 

Este año, el Ministerio de Educación está en vía de ejecución de un presupuesto ascendente a la suma 117 mil, 188 millones de pesos, equivalente al tan anhelado 4% del PBI (nuestros cálculos nos dan que equivale a más, a 4.6% para ser exacto). En términos absolutos, dicha inversión supera con creces las de los gobiernos anteriores. Esa proporción del Gasto Público destinado a elevar la calidad de la educación ya se manifiesta en los montos asignados y en lo referente a su distribución por programa. Pero, la no correspondencia entre el desarrollo de esas inversiones y las formas y maneras de gestión de los Ministerios a su cargo, ha dado lugar, en materia de ejecución presupuestaria, al surgimiento de serie de inconvenientes  no previstos por nadie.

Si mediante la implementación del Plan Decenal 1993-2003  se alcanzaron tantos logros, hoy, en momentos en que disponemos de muchos más recursos, y que disfrutamos de un ambiente político mucho más favorable que ayer, es de esperarse que el Pacto Por la Educación culmine con una reforma que abarque todos los niveles del Sistema. Sólo una duda nos mueve a pensar que no será así, la actitud, no tanto de la ADP como agrupación, sino de algunos desaforados que, en ocasiones, actúan en nombre de esa agrupación. Esto, porque, en últimas instancias, la reforma de la educación tiene lugar en las aulas y en los laboratorios de clase. Los gestores y técnicos formulamos; pero, son los profesores los llamados a hacer realidad nuestras propuestas de reforma.

Esperamos que, a propósito del Pacto por la Reforma de la Educación, la dirigencia de la ADP asuma la misma postura que asumió en el Congreso Nacional del Plan Decenal, celebrado en los primeros días de diciembre de 1992, donde, apartándose un tanto de las reivindicaciones de tipo gremial, proclamó que “el mejoramiento cualitativo de la educación pasaba a ser uno de los objetivos esenciales de la ADP”  Es que si los profesores no participan activamente en los procesos de reforma; si no privilegian la vía del diálogo; si incumplen con el calendario escolar, pretextando asistir a reuniones de carácter político o gremial, no se logrará  nada; empeorará  el deterioro de la instrucción pública; y la gente dejará de creer que los maestros de escuela son capaces de aportar soluciones a los problemas que afectan a la sociedad dominicana. Esto todo lo que, en nombre de lo que nos une, les pedimos a nuestros respetables colegas.       

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