Entre colegas, definíamos que el lenguaje es la expresión más compleja y diferenciada de la función simbólica, y que por ello la dimensión semántica del aprendizaje de la lengua no podía reducirse al ámbito de la comunicación, ya que también participa la elaboración de conceptos y de la plasmación en comportamientos.
Es por ello que en esta ocasión, quiero abocarme a reflexionar que el desarrollo del lenguaje se da con un ritmo diferente en cada niño. Lo hará según la evolución de los factores biológicos y ambientales con los que cuente. Por eso, es importante que se estimule al niño de manera integral para que progrese en ellos y sea más fácil la adquisición del lenguaje oral.
Puedo decirles que la interacción directa con pequeños en edad preescolar nos ha demostrado que los aprendizajes no pueden ser ajenos ni aislados de la realidad del niño. Por el contrario, deben satisfacer necesidades, intereses e inquietudes para que tengan un verdadero sentido y significado para él.
En primera les menciono, que es de vital importancia respetar las diferentes etapas de escritura en que está cada niño. Ellos crean sus propias hipótesis y así van encontrando significado a lo que escriben, comienzan utilizando seudo letras y, poco a poco, las van relacionando con el código alfabético, descubriendo razones válidas de uso.
Y en segunda, es trascendental resaltar que la motivación juega un papel decisivo en este proceso, y el aprendizaje de la lectura y la escritura debe ser dinámico donde la creatividad es muy importante. Deben realizarse ejercicios que estimulen el desarrollo del pensamiento divergente, para que los niños busquen diferentes alternativas ante una situación dada, de esta manera les damos la oportunidad de crecer siendo seres autónomos, seguros de sí mismos, capaces de tomar decisiones y, de esa forma, los educamos para la vida y no sólo para el momento.
La poesía infantil es una herramienta perfecta para acercar a los niños al mundo de las letras y un medio muy valioso para adquirir conocimientos de una manera divertida, ya que para ellos es como un juego. Y otorga valiosos beneficios como: estimula la imaginación, enseña vocabulario, ejercita la memoria, mejora la expresión oral, trabaja la sensibilidad, activa la creatividad, transmite valores, y también puede ser herramienta para trabajar la psicomotricidad del niño.

También tenemos que diversos especialistas, han analizado los beneficios de la música en aquellos aspectos relacionados con la iniciación en la lectoescritura. Las canciones por ejemplo, contribuyen al perfeccionamiento del lenguaje, así como a su compresión y expresión, lo cual es necesario para la adquisición de la lectura y de la escritura; además, mejora la articulación, esto es, la manera de pronunciar los sonidos, en virtud de que es necesario articular correctamente cada sonido para saber corresponder a cada fonema su grafía, y las canciones contribuyen a ampliar el vocabulario. También tenemos la Percepción auditiva (de sonidos, audiciones, timbres…), que desarrolla la discriminación auditiva y la capacidad de escucha, condición necesaria para la lectoescritura, puesto que si no se escuchan correctamente los sonidos no se es capaz de reproducirlos ni de transformarlos en grafía; potencia la atención y la memoria, las cuales son necesarios a la hora de escribir una palabra.

Entendemos que la adquisición de la lectura y la escritura son experiencias que marcan la vida del niño; de ahí la importancia de que pueda acceder a ellas de una forma natural y tranquila. Se supone que leer y escribir deban convertirse en interacciones divertidas y placenteras, en las que el niño puede disfrutar de sus logros y aprender de sus equivocaciones.