La directora del Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (CEG-Intec), Lourdes Contreras, propuso ayer un cambio en el sistema de atención y sanción a la violencia intrafamiliar, para que conecte los sistemas de salud y justicia e integre a más hombres.
La mayoría de los programas tratan la violencia como un fenómeno episódico, criticó la especialista, que abogó porque se trabaje en la modificación de la conducta de violencia.
En ese sentido, planteó integrar más hombres al trabajo preventivo como una forma de lograr que otros hombres y agresores se sientan más identificados.
La sanción por sí misma no inhibe el comportamiento violento ni reduce el peso de la tradición de control masculino porque las relaciones de poder tradicionales, históricas, se expresan incluso cuando los hombres están en posición de imputados, explica la directora del CEG-Intec.
Sostuvo que el desmonte de la masculinidad agresora puede lograrse en nueve pasos, que son parte del programa que aborda en un diplomado especializado del CEG-Intec.
Para Contreras, la violencia contra la mujer no se expresa sólo en las mujeres muertas; es un problema complejo que debe abordarse desde sus causas.
Se trata de comportamientos aceptados socialmente. La mejor muestra de cómo se crea y desarrolla la masculinidad es que el diputado Julio Romero asume que la sociedad entiende que un hombre con su nivel tiene las posibilidades de encontrarse con situaciones de esa naturaleza, dijo.
De acuerdo con Contreras, el caso Romero también evidencia la complicidad del sistema de partidos que dijo, ha sido incapaz de hacer quorum en la Comisión de Ética de la Cámara de Diputados para tomar una decisión y hacer que tenga alguna consecuencia.
Las claves
1. Hombres se entienden
La propuesta de Contreras parte del concepto de que los hombres y los agresores entenderán mejor el mensaje de no violencia si lo reciben de uno de sus semejantes.
2. Día de la No Violencia
Varios países conmemoraron ayer el Día de la No Violencia Contra la Mujer, en recordación al asesinato de las tres hermanas Mirabal el 25 de septiembre del año 1960.