La agresividad para endeudarse

La agresividad para endeudarse

El endeudamiento interno y externo del Estado no para de crecer y con frecuencia es para cubrir gastos corrientes, incurrir en inversiones no reproductivas y salir de cuentas viejas. Es inevitable que exista preocupación por este orden de cosas entre empresarios, reconocidos economistas independientes y políticos. Si ya en el año que va a comenzar, el sector público tendrá que buscar 140,207 millones de pesos solo para el pago de intereses considerados muy elevados, la caída en incapacidad de pago no parece tan lejana con repercusiones negativas sobre capítulos presupuestales incluyendo el gasto social. Ya el cubrir deudas consume más recursos que renglones tan importantes como la asistencia en salud.
Además el endeudamiento impulsa un crecimiento sin equidad en la economía. El país está lanzado a contraer mayormente deudas soberanas de tasas altas para cubrir déficits y desarrollar múltiples obras con recursos foráneos. El ahorro y el ingreso ordinario por tributos ya no son la base de las ejecutorias estatales, lo que significa que la mayoría de las cosas que hace el Gobierno van a tener un costo final oneroso por los réditos que no se cubriría en menos de dos decenios mientras reina incertidumbre porque las autoridades no parecen conscientes de los límites ni hay mucha certeza sobre la racionalidad. Las alarmas no provocan reacciones en los niveles apropiados para arrojar luces.

El Haití de los tropiezos

La participación de electores en los pasados comicios del país vecino fue apenas de un 21%. Y aunque los resultados provisionales dan un ganador por amplio margen sobre los demás competidores, las impugnaciones y las denuncias de fraude han hecho ola. Se duda que la consulta sirva para estabilizar a Haití y dar pie a planes de desarrollo en el país más pobre de América.

Este sería un fracaso más de la comunidad internacional incluyendo a la ONU y ciertas potencias que están en una permanente intervención que ni pacifica ni fortalece a las instituciones haitianas. A la República Dominicana le toca en primer término sufrir las derivaciones de una crisis inacabable. Un Haití colapsado, sin autoridades legítimas y funcionales, solo puede augurar más desacuerdos trans fronterizos y el engrosamiento del flujo migratorio hacia acá.

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