La agropecuaria es nuestro petróleo

La agropecuaria es nuestro petróleo

En este mundo globalizado, de libre comercio, de modernas vías de comunicación y transporte, los intercambios comerciales parecen no tener fronteras. El precio del petróleo impacta en la vida del país, de forma alarmante y hasta nos mueve a pensar que nuestra perspectiva de salir adelante está determinada por lo que suceda en el futuro en este producto.

Más no es así, nuestro país es “eminentemente agrícola” y en este mundo son más lo que ingieren alimentos fruto de la tierra, que quienes consumimos y quienes compramos los derivados del petróleo, por lo que, nuestras potencialidades de mercado en materia de producción e intercambio son más altas y variadas que las limitaciones ocasionadas por los precios del petróleo; por eso nuestra agropecuaria es nuestro petróleo en términos de fuente generadora de riquezas y empleos.

Aun más, nuestro sector agropecuario con buena administración y manejo, es decir, respetando nuestros bosques y ríos y el buen uso de las tierras, nunca se agotará; por esto, no cambiaría nuestro petróleo que es la agropecuaria por ningún otro.

Todo está en que abandonemos nuestros pesimismos, perezas y desesperanza y que nos decidamos tomar nuestra realidad en puro peso, es decir, poner nuestras manos en el arado para combatir estos asomos de crisis; este petróleo, que es nuestra agropecuaria, no precisa de torres marinas ni de grandes pozos en tierras desérticas, éste está bajo la planta de nuestros pies y lo único que tenemos es aceptar el reto de desarrollar nuestras tierras en procura de lograr el desarrollo armónico y sustentable de nuestra economía que haga posible la anhelada paz social y política sobre la base de explotar nuestra propias riquezas.

Hagámonos la idea de que nuestro país es una finca gigantesca y sentémonos a planificar los cultivos y las agro-industrias que sirvan de arranque inicial al gran reto que tenemos por delante, que es el de invadir a otros países con nuestros mejores y cotizados rubros agrícolas.

No estoy soñando, más bien trato de despertar las capacidades y posibilidades que tenemos como son los cultivos de vegetales en ambiente controlado, la ganadería de carnes y un desarrollo agresivo de las frutas dominicanas, como rubros emergentes, sin abandonar nuestro cacao, café y tabaco, ya que cuentan con gran tradición nacional y gran expectativa de mejores precios y nuevos mercados a nivel mundial.

Por eso puedo afirmar que podemos enfrentar los retos presentes y estoy seguro que en pocos años poco importarían los precios del petróleo o de cualquier fuente energética, cuando ya abramos desarrollado nuestro petróleo renovable que es la agropecuaria nacional.

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