La alfabetización emocional

La alfabetización emocional

La alfabetización de un ser humano, va más allá de leer y escribir, que de por sí son cosas trascendentales que favorecen el desarrollo cognitivo, la comunicación, y el poder relacionarse de forma consciente con la sociedad. Pero dado el surgimiento de comportamientos violentos y de agresiones contra la familia, la pareja, en la escuela, en las comunidades, y en todos los espacios de socialización social, se impone la implementación de una alfabetización Integral de los dominicanos. O sea, alfabetizar en la parte emocional y en la afectiva, para lograr una socialización socio-afectiva y afectivo-sexual que produzca un ser humano de actitudes emocionales positivas: amor, alegría, compasión, solidaridad, altruismo, compresión, felicidad y cultura del buen trato y de paz.

Hace apenas dos semanas, varios adolescentes produjeron muertes violentas contra: madres, padres, hermanos, amigos y compañeros de estudios sin expresar ninguna actitud de arrepentimiento, de culpa, ni de dolor frente el homicidio desgarrador en que participaron.

Ese analfabetismo emocional se expresa en aprendizaje basado en la incapacidad para dar afecto, para construir vínculos, para sentir apego sano, y para sentir el sentido de pertenencia y de compromiso con el  otro(a). Los analfabetos afectivos son incapaces de expresar emociones positivas, de dar caricias y de reforzar con expresiones o acciones positivas. Más bien, son personas frías, distantes, indiferente, incapaz de decir “te quiero,” “te amo,” “te necesito,” “eres importante en mi vida” o “siempre puede contar conmigo”.

El analfabetismo emocional reproduce la desvinculación, la insolidaridad, el desamor, la despersonalización y deshumanización de una persona que va creciendo más egocentrista, más egoísta y más individualista, frente a los demás, a la familia, a la pareja y al que tiene al lado. Ese analfabetismo emocional y afectivo hay que reconstruirlo y trabajarlo en las familias, en las escuelas, en las comunidades y en cada espacio donde socializan las personas.

Alfabetizar a los niños, jóvenes y adultos es prevenir la violencia intrafamiliar, de parejas, los feminicidios, la violencia social que pone en evidencia una sociedad en desafecto, en desamor y deshumanizada. Aprender a amar y educar las emociones es enseñar a vivir y compartir la existencia con los demás de forma armónica, equilibrada y sintiente que es lo que nos falta.

Ese analfabetismo emocional es el que reproduce esta alexitimia social, que se expresa en una sociedad imposibilitada de asumir una cultura de paz y del buen trato, entre todos y todas.

Sólo los sentimientos sanos hacen que las relaciones sean significativas entre unos y otros.  La pedagogía emocional es una responsabilidad de todos, empecemos, pues, con la gran tarea de enseñar las letras, los números y el pensamiento, pero, que no falten las emociones y la afectividad.

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