La alfombra dorada al rojo vivo

 La alfombra dorada al rojo vivo

POR YOANY CRUZ
En medio de pruebas de sonido, luces, cámaras, toques finales a la instalación de la alfombra dorada y algunos que otros desperdicios de los materiales utilizados, comenzó a llegar la prensa acreditada para cubrir las incidencias de los Premios Casandra.

Camarógrafos, fotógrafos y periodistas buscaban el lugar más apropiado para poder captar y mirar a las personalidades y sus atuendos en su paso por la alfombra, lo que resultó extremadamente caótico, porque el trabajo que tiene asignada la prensa escrita y de televisión, jamás se debe juntar con el público enardecido que llega allí a ver a sus artistas.

El primer incidente sucedió cuando los encargados de producción informaron a seguridad que no querían prensa en el área de la alfombra y que éstos se tenían que ubicar en el lugar reservado para ellos, justamente mezclados con el público que se dio cita en el lugar para observar a sus estrellas favoritas.

Frases como “usted a mi no me conoce, yo soy la única que escribe de moda en este país”;  “¿y nosotras, cómo vamos a hacer las sociales?”; “no puedo tomar las fotos desde aquí”, a viva voz se escucharon, mientras que los de producción mantenían su posición de que la prensa se agrupara en un espacio, donde parecía que estaban en una “lata de sardinas”.

Entre discusiones y dimes y diretes,  tratando de que los de producción entraran en razón, se logró que nos colocarán en un área según ellos mejor, pero que impedía la visibilidad del público, lo que desencadenó el repudio y protestas de parte de los fans que vociferaban repetidamente: “no vinimos a ver prensa”, “quítense de ahí”, “fuera la prensa”.

Esa mala ubicación provocó que se perdiera el control y que cada cual defendiera su trabajo como diera lugar y que, finalmente, la prensa terminara mezclada con los artistas a lo largo de la alfombra y que, en muchos casos, no se pudiera fotografiar a algunas personalidades de interés.

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