Para luchar contra la descalcificación de los huesos, es imprescindible alimentarlos con los nutrientes necesarios y en las cantidades suficientes. Y para ello es preciso saber cuáles alimentos no pueden faltar.
Calcio. Es un requisito imprescindible para el crecimiento y desarrollo del hueso y para alcanzar máximo de masa ósea durante la época adulta.
La revista Prevenir recomienda un consumo mínimo de 800 a 1000 miligramos de calcio para los adultos, y se precisan cantidades mayores durante la infancia, la adolescencia, el embarazo, la lactancia, menopausia y la tercera edad. Para que el cuerpo lo fije, necesita vitamina D, generada por el cuerpo.
Magnesio. Sus deficiencias pueden provocar pérdida de masa ósea. Está de forma natural en los frutos secos, el cacao y las legumbres secas.
Cobre. Su ingesta aumenta la masa ósea. La cantidad diaria recomendada se garantiza comiendo avellanas o de hígado de vaca o de calamares.
Fósforo. Está en lácteos, carnes, pescados y huevos.
Vitamina D. Está en la margarina, los huevos, la leche y el pescado azul, como el salmón, pero también se debe estimular su producción con exposición diaria al sol, por unos diez minutos.
Vitamina A. Es esencial para el crecimiento y desarrollo óseo. Se encuentra en el hígado animal (vaca), el aceite de pescado, lácteos y huevos.
Vitamina C. Ayuda a regenerar el cartílago de los huesos. La fruta (sobre todo el kiwi, la fresa y los cítricos) y casi todas las verduras (espinacas, lechugas), la contienen.
Vitamina B6. Ayuda a metabolizar las proteínas necesarias para la formación del hueso.
Se encuentra de forma natural en la carne de cerdo, cereales integrales, las vísceras o mondongos, plátano, papas y maní.
Prevenir aconseja hacer ejercicios, dando largos paseos, por lo menos, media hora al día y usar zapatos cómodos, para evitar las caídas.
Cuándo acudir al médico. Una vez cumplidos los 50 años o cuando existen factores de riesgo conocido, como por ejemplo:
Mujeres con menopausia precoz (antes de los 45 años) o que le hayan quitado los ovarios antes de los 50; intolerancia a la lactosa, alteraciones renales graves, diabetes; fracturas previas, delgadez, antecedentes familiares; fumar, tomar exceso de café o mucho alcohol; poca capacidad física diaria y sedentarismo; mayores de 60 años que noten disminución en su estatura o tengan encorvamiento de espalda y cuello.
Cómo saber si la padezco?
El principal problema de esta alteración es que es silenciosa: En la mayoría de los casos no produce síntomas hasta que aparece la primera fractura. Se recomienda la densitometría (evaluar la densidad mineral ósea), que es un método rápido, indoloro y no invasivo. Pero en otra técnica de diagnóstico eficaz se utiliza ultrasonidos del calcáneo (un hueso del pie).